Bastián Roco, a sus 21 años, fue este año uno de los futbolistas jóvenes más valorizados luego de su última campaña en Unión Española. Una que no sólo le significó los elogios de la prensa deportiva nacional, sino que le dio la valentía suficiente para dar uno de los pasos más importantes de su vida.
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Una inesperada propuesta matrimonial a su polola de la adolescencia, Pía Puga, quien no dudó en decirle que sí al hijo del también futbolista Sebastián Roco en los paisajes mágicos de unos de los parques de Disney en Orlando, Estados Unidos.
La propuesta matrimonial de Bastián Roco
“Me arrodillé y le pedí que se casara conmigo en Disneyworld, en el parque del Mundo Mágico, frente al castillo”, cuenta el defensor hispano en conversación con lun.com, donde recuerda que “fuimos de vacaciones a Orlando, yo tenía planeado todo, pero no le conté a nadie. Llevaba el anillo y esperé el momento justo. Por suerte me dijo que sí porque, si no, habría sido embarazoso todo, jajajá”.
Si bien la propuesta no llegó de la mano con una fecha para el enlace matrimonial, Roco asegura que la boda no debiera pasar de 2026. “No fijamos fecha, porque queremos hacer todos los preparativos con tranquilidad. Puede que sea en 2026 y no el año que viene. Hay que verlo bien”, indicó el futbolista, quien inició su pololeo con Pía (estudiante de administración de empresas) hace ya algunos años.
“Es un amor de barrio. La conocí en San Felipe, porque es sobrina de un compañero, de Juan Puga. Estamos hace tiempo juntos y ya era hora de formalizar”, agregó Bastián, quien asume este 2024 como su mejor año en el fútbol profesional.
“Me siento contento porque tuve un buen año, pese a que me lesioné. En 2025 espero confirmar todo lo bueno que hice y, por cierto, ayudar a que Unión consiga todos sus objetivos”, reconoció el nuevo heredero en cancha de la dinastía Roco.
Opens in new window“Yo vengo de una familia de futbolistas, con abuelo, tío y papá jugadores. Pero ninguno de ellos me hizo una movida para integrarme al fútbol. Fue mi mamá la que me llevó a probarme a la Sub 12 de Santiago Wanderers. Y quedé sin pituto. De hecho, en el club se enteraron dos meses después que mi papá era Sebastián Roco”, contó.
“Mi papá no se pierde partido mío y, cuando termina, me llama o me va a ver y me marca todos los errores, haya ganado o perdido. Es exigente, pero está bien. Él tiene la experiencia y hoy también es entrenador, así es que me ayuda. Además, lo hace como papá, no como si fuera mi técnico”, finalizó.
