El viernes pasado, Alejandro Tabilo decidió dar por terminada su temporada. “Se acabó… Se cierra un gran año”, posteó en una historia de Instagram luego de su eliminación del Masters 1.000 de París-Bercy, anunciando así que se bajaba del ATP 250 de Belgrado, que se está disputando por estos días en Serbia.
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En el torneo de la capital francesa, el chileno había quedado fuera el martes de la semana pasada en la segunda ronda, a manos de Stefanos Tsitsipas. Sin embargo, un par de jornadas después, el griego le dio una buena noticia, ya que en los octavos de final venció al argentino Francisco Cerúndolo.
Resulta que este último era el único sudamericano que todavía podía superar al “Jano” en el ranking mundial de acá a que concluya esta campaña, cuyas Finales se llevarán a cabo a partir de este domingo en Turín. De esta manera, el nacional remata el 2024 como el mejor tenista del subcontinente.
En la actualización de este lunes, el nacido en Canadá apareció en el 22º puesto del escalafón planetario. Además del mencionado transandino, que se ubica 29º, es escoltado por otra raqueta del otro lado de la cordillera, Sebastián Báez (27º), mientras que Nicolás Jarry (36º) está cuarto en este apartado.
De esta forma, “Ale” se suma a un selecto grupo de jugadores criollos que finalizaron el calendario anual a la cabeza de Sudamérica. Antes lo hicieron Jaime Fillol (1973), Marcelo Ríos en cuatro ocasiones consecutivas (1995, 1996, 1997 y 1998), Fernando González (2007) y recientemente el “Príncipe” (2023).
De más a menos
En la primera actualización del ranking orbital del 2024, el 1 de enero, Tabilo se ubicaba en el 84º lugar. No obstante, a mediados de ese mes, ya se había instalado en el 49º casillero, tras obtener su primer título a nivel ATP, en Auckland, el cual consiguió nada más y nada menos que entrando desde la qualy.
Lejos de ser una casualidad, el “Jano” siguió cosechando éxitos en el semestre inicial. Llegó a la final en Santiago y a las semis en Bucarest, y posteriormente logró otra corona en Mallorca, sobre pasto, transformándose en el único tenista criollo en conseguir levantar un trofeo en esta compleja superficie.
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Más allá de estos logros, el momento cúlmine del año para el oriundo de Toronto se dio en el Masters 1.000 de Roma. Ahí llegó hasta las semifinales, dándose el lujo de eliminar en el camino a un tal Novak Djokovic, aplastando al serbio con un marcador de 6-2 y 6-3 en la ronda de los 32 mejores.
Esta destacada campaña le permitió a “Ale” alcanzar su ubicación más alta en el escalafón planetario. En la entrega del 1 de julio apareció en la 19ª posición, la mejor de su carrera hasta el momento, marcando, eso sí, un punto de inflexión negativo en su excelente temporada, ya que la segunda parte no fue igual.
Si bien esto no afectó sustancialmente a su puesto en el listado, el nacional no volvió a tener grandes actuaciones después de su consagración en el césped mallorquín. Desde entonces, ganó ocho partidos y perdió 15, incluyendo su eliminación inmediata en los Juegos Olímpicos de París y sus tres caídas en la Copa Davis, disputada en China.
Pese a este declive final, ningún sudamericano pudo superarlo. Y eso es algo que sólo un puñado de chilenos podrá contarles a sus nietos.