La agresión que sufrió el pasado fin de semana en las tribunas del estadio Santa Laura, por parte del padre de Nicolás Castillo durante la disputa del clásico universitario entre la U y la UC, motivó al entrenador de Deportes Rengo, Matías Garrido, a presentar acciones legales en contra del progenitor del goleador cruzado.
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Así lo confirmó en conversación con latercera.com, donde el técnico chileno aseveró que “no quiero que esto vuelva a ocurrir nunca más” en el interior de un recinto deportivo.
El relato de la víctima del padre de Nicolás Castillo
“¿Cómo fui al estadio? Tengo una credencial que me acredita para ir a los estadios. Recurrentemente voy a ver fútbol, voy a todas las canchas. Voy porque me gusta, porque soy entrenador y porque tengo que ver fútbol. No soy hincha de la U”, puntualizó Garrido, quien explicó los motivos que llevaron a Luis Castillo, padre del futbolista de la UC, a agredirlo.
“En el segundo gol de la U llamo a mi sobrino por videollamada para comunicarle el gol de la U. La tele va media atrasada, entonces quería contárselo. Después lo vuelvo a llamar como cinco o seis minutos después para preguntarle cuánto tiempo quedaba. Lo hice porque no fui en camioneta y quería salir cinco minutos antes para evitarme todo el tumulto de la salida”, contó.
No me considero una persona pública, pero sí soy entrenador profesional y nosotros estamos llamados a dar el ejemplo
— Matías Garrido
“Después de esa segunda llamada, me pesca el pantalón y empieza a tironearme. Me dice que me vaya, que me vaya nomás. Le pregunto las razones por las que me tenía que ir. Le expliqué que era técnico y que estaba viendo fútbol”, agregó el entrenador, aún impactado por la violencia del padre de Castillo.
“De ahí empezó a decirme que me tenía que ir, que yo no tenía nada que hacer ahí. Yo creo que él asumió que yo era de la U. Discutimos, él se para y me agrede de esa forma en la que se ve en el video (ampliamente viralizado en redes sociales). Él estaba con su señora. Yo la miré dos veces y ella solo agachó la cabeza, no dijo nada. Nunca grité un gol, nunca celebré nada. Solo estaba viendo fútbol”, reveló.
“Me da ese golpe y la gente de la Católica lo empezó a increpar. Nadie entendía la razón de los golpes. Me empezaron a apoyar y ahí se calmó un poco. Yo me fui a los pocos minutos del estadio. Nunca supe que era el papá de Castillo, solo me enteré por las redes sociales”, sinceró.
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“Pensé dos cosas que me ayudaron a no enfrascarme a golpes. Si yo reaccionaba, claramente podría haber quedado la embarrada. Me tomaban preso y me culpaban por delitos”, apuntó Garrido al medio de circulación nacional, quien si bien reconoció no considerarse “una persona pública”, sí asume que su condición de entrenador le impide ser protagonista de este tipo de hechos de violencia en los estadios.
“No me considero una persona pública, pero sí soy entrenador profesional y nosotros estamos llamados a dar el ejemplo. Si yo lo golpeaba, me ponía agresivo, la situación no hubiese ayudado en nada. Me contuve. Dirán que me pegaron, que no hice nada, pero yo debo ser un ejemplo y no incitar a la violencia”, insistió.
Me da ese golpe y la gente de la Católica lo empezó a increpar. Nadie entendía la razón de los golpes
— Matías Garrido
“Puse la denuncia porque no quiero que esto vuelva a ocurrir nunca más. Fui a constatar lesiones para tomar acciones legales. Esto le puede pasar a un abuelo, a un joven. Esto no puede volver a ocurrir, independiente del color del equipo. Me siento humillado, me siento violentado”, finalizó.