Aunque a Ricardo Gareca no le guste el término, el momento que está viviendo la selección chilena es vergonzoso. Claramente, el entrenador no es el único culpable, pero sí tiene una buena cuota de responsabilidad, pues es quien finalmente toma las decisiones.
Hay varias razones que explican este presente negro de la “Roja”, algunas de ellas estadísticas y otras de percepción, basadas en hechos irrefutables. A continuación, un repaso a la “tormenta perfecta” que tiene al equipo nacional prácticamente fuera del Mundial del 2026, cuando todavía restan 10 fechas por jugar.
Las derrotas históricas y la debilidad en casa
Una cosa es pasar por un mal momento y otra muy distinta es perder contra rivales que nunca te habían podido vencer. Es el caso del papelón sufrido el martes a manos de Bolivia, que jamás había ganado en Chile por los puntos y que, como visitante, solamente doblegó antes a Venezuela (dos veces) y Perú por Clasificatorias, y que además llevaba 31 años sin celebrar como forastera.
No es la única caída dolorosa de este proceso, pues si bien la “Roja” ya había sucumbido en suelo venezolano, no había sido “bailada” como lo fue en octubre del año pasado. Con un 3-0 lapidario en Maturín, fue la primera vez que la “Vinotinto” le convirtió tres goles el equipo nacional, tanto en partidos oficiales como en duelos amistosos.
A lo anterior se agrega que la escuadra criolla no se ha hecho fuerte como local, clave para aspirar a llegar a un Mundial. Con apenas un triunfo, el 2-0 sobre los peruanos, empató frente a Colombia y Paraguay, obviamente con sendos 0-0, y sumó el revés de esta semana, para un paupérrimo 41.6 por ciento de rendimiento en condición de anfitriona.
Un mal arranque sin precedentes
La selección chilena ya llegaba al partido ante Bolivia con su peor comienzo en la historia de las Clasificatorias sudamericanas, por lo que la derrota del martes solamente profundizó esa estadística negativa. Con apenas cinco puntos de 24 posibles, la “Roja” acumula un pobrísimo 20.8 por ciento de rendimiento, con sólo cuatro goles a favor y 12 en contra.
El otro inicio para el olvido fue el del proceso anterior, para el Mundial de Qatar 2022, confirmando un declive sostenido en los últimos tiempos, que empezó en la recta final del camino hacia Rusia 2018. En las ocho primeras fechas de las Eliminatorias pasadas, el equipo nacional llevaba siete unidades, con una performance de 29.1%.
Incluso, en la penosa trayectoria rumbo al certamen planetario realizado en Corea del Sur y Japón en el 2002, donde terminó como colista de la tabla de posiciones, a largos cuatro cuerpos de Venezuela y Perú, la escuadra criolla llevaba una mejor cosecha a estas alturas. De hecho, tenía el doble de positivos, 10, para un 41.6% del puntaje.
Una falta de finiquito desesperante
Si bien no es cierto que Chile se generó múltiples oportunidades de gol el martes, como quiso hacer creer Gareca, sí es verdad que tuvo ocasiones que en otros tiempos terminaban adentro del arco, como el increíble cabezazo que falló Matías Catalán sobre el final del partido contra los bolivianos. Eso sí, estuvo lejos de parecerse al encuentro ante la propia “Verde” rumbo a Qatar 2022, donde la “Roja” sí mereció ganar.
Ahora, la escasa puntería de la Selección no puede achacársele exclusivamente al “Tigre”, pues ya venían hilándose sequías históricas en los procesos recientes, aunque actualmente el problema se agudizó. Si no es por el discutido tanto que Carlos Lampe le regala a Eduardo Vargas, estaríamos hablando de ocho duelos oficiales sin convertir.
Un entrenador nublado
Gareca le había sacado el jugo a una selección peruana sin grandes nombres, por lo que asomaba como el DT ideal para una “Roja” que estaba en un proceso similar, ya sin las figuras de la “Generación Dorada”. Y si bien tuvo un arranque esperanzador en los amistosos, en los partidos oficiales ha tomado decisiones que denotan confusión.
Contra Bolivia, el técnico planteó mal el encuentro desde el inicio, dejando fuera de la oncena estelar a uno que había sido de lo más rescatable en los tiempos recientes, Rodrigo Echeverría. Tuvo que corregir recién pasada la media hora con el ingreso de Vicente Pizarro, sacrificando a un Ben Brereton que estaba lejos de ser el peor de la cancha y ratificando que no lo tiene en buena consideración, vaya uno a saber por qué.
En el complemento, el “Tigre” hizo entrar a un Gonzalo Tapia que, más allá de que respondió con personalidad, ni siquiera estaba entre los 26 citados originales. Ya las declaraciones del “Tigre” en la conferencia de prensa posterior, diciendo que le gustó el equipo y que se queda tranquilo por la actitud de sus dirigidos, reflejan un desconcierto y generan incredulidad.
Un plantel sin jerarquía
Puede sonar fuerte, pero la realidad lo ratifica, como el hecho de que por primera vez después de casi dos décadas, no habrá ningún chileno disputando la Champions League. Y eso que la “Orejona” de este año tiene más equipos, 36, pero así y todo no pudo entrar ningún futbolista nacional, con Darío Osorio quedándose a las puertas.
Además, solamente quedan cinco jugadores criollos en los grandes torneos de Europa, más encima sin protagonismo. Alexis Sánchez está lesionado en el Udinese, donde Damián Pizarro ni asoma; Guillermo Maripán acaba de llegar al Torino; Brereton está hilando una racha histórica sin ganar en la Premier League, ahora en el Southampton; y Gabriel Suazo ha perdido terreno en el Toulouse.
Entonces, hay que conformarse con seleccionados en ligas de segundo orden del “Viejo Continente”, como la rusa, la danesa o la Championship inglesa, o con todos los que hacen algo en Argentina, aparte de los infaltables “mexicanos” y uno que otro que milita en Brasil. Es más, en esta doble fecha Fifa, vieron acción cinco que se desempeñan en el desprestigiado fútbol chileno.
Generaciones de “cristal”
Con la “Generación Dorada” prácticamente fuera, los llamados a relevarla no han estado a la altura, empezando por algunos ya treintañeros como Diego Valdés, que cuando parecía afirmarse en la Selección, se ha lesionado una vez tras otra. Otro de la misma edad que asomaba como uno de los puntales del recambio, Paulo Díaz, no da pie con bola en la “Roja”, pese a que en River Plate destaca, mismo caso que Erick Pulgar en el Flamengo.
Para más mala suerte, el joven que llegaba más encendido, Bruno Barticciotto, que tal vez podía ser una solución para el problema de finiquito, también quedó al margen por lesión. El otro que arribaba prendido era Osorio, pero cada vez que se ha puesto la camiseta del equipo nacional para un partido oficial, ha defraudado, con una falta de actitud desconcertante.
Después están los casos de aquellos jugadores que se hacen expulsar o suspender por acumulación de tarjetas amarillas constantemente. Marcelino Núñez es uno de ellos y no termina de consolidarse en el combinado criollo, mientras que los mismos Díaz y Pulgar, además de Catalán, quedaron castigados para recibir a Brasil en octubre.