Aunque esta semana regresó a su trabajo de comentarista en radio La Metro FM, con su habitual humor y ya recuperado de su infección por una bacteria, Nicolás Peric no deja de ser una preocupación para su esposa e hija.
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Y es que las poco más de dos semanas que estuvo internado en una clínica de la capital fueron un proceso muy complejo de asimilar para María Victoria Martínez y la menor de seis años, Emma Peric, quienes padecieron la incertidumbre del real estado de salud del retirado arquero profesional.
La preocupación por Nicolás Peric
“Ahora se lo toma con humor, pero en su momento estábamos muy asustados porque no nos decían qué tenía”, reconoció en lun.com María Victoria, quien insiste en la gran preocupación que supuso el delicado estado de Peric.
“El miércoles pasado salimos de alta, ya hace una semana que estamos en casa con él gracias a Dios. Fueron 15 días angustiantes en la clínica pero ya todo terminó, de a poco él va retomando su rutina, su trabajo y hoy puedo decir que fue un gran susto nada más”, agrega la esposa del deportista, quien avisa que pese a su alentador retorno laboral, Nicolás “aún está con los puntos de la operación”.
Él (Nicolás Peric) aún está con los puntos de la operación, se los sacan el próximo lunes 22
— María Victoria Martínez
“Se los sacan recién el próximo lunes 22. No puede hacer mucha fuerza y debe tomar antibióticos por dos meses, además de los exámenes que se tiene que hacer más adelante para ver que todo siga bien”, cuenta Martínez, quien tras los 15 días de estrés que supuso el incierto estado de salud de su marido, reconoce que “me duele hasta el pelo”.
“Después de una semana, me duele hasta el pelo. En su momento no sentía nada, la adrenalina y la preocupación no me lo permitía seguramente. Más que la preocupación por ir a estar con él, era el no saber mucho lo que tenía. Y que los doctores tampoco supieran era aún más angustiante”, indicó.
Otra que sufrió mucho con la enfermedad de Peric fue su hija menor, Emma, de quien María Victoria aseguró haberlo pasado mal, principalmente porque a su corta edad no entendía porqué su papá debía estar tantos días internado.
“Tenemos una hija chica de seis años, Emma, y al no tener familia acá en Santiago ninguno de los dos, también nos complicaba. Gracias a unos apoderados del colegio, que son como nuestra familia acá en Santiago, todo se hizo más fácil. Ella estaba preocupada por el papá porque, cuando recién entramos, supuestamente iba a estar sólo tres días tratando una neumonía, que al final no era neumonía. Entonces se alargó a 15 días y ella estaba como enojada con los doctores, porque preguntaba que si dijeron tres días, por qué iban más. Y bueno, aparte que después el papá estuvo en terapia intermedia y tampoco podía entrar a verlo. Era angustiante para todos en realidad”, finalizó.