A mediados de abril, Marisol Soto, la madre de Gary Medel, tuvo problemas de salud. Una descompensación por una grave enfermedad que padece hace un tiempo obligó al “Pitbull” a viajar de urgencia desde Río de Janeiro a Santiago. Pero al club al que defendía, el Vasco da Gama, no le pareció bien que la ausencia del chileno se empezara a prolongar. De hecho, a su retorno, el formado en Universidad Católica jugó sólo un partido más por los cariocas y, junto a la salida del técnico Ramón Ángel Díaz, cayó en desgracia y se fue al congelador.
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La insensible actitud de la dirigencia del “Gigante da Colina” respecto de su situación familiar no fue indiferente para Medel, quien decidió entonces que no quería seguir en un lugar de esas características. Y empezó a fraguarse la salida de Río, con dos opciones viables, en dos antiguos amores: Boca Juniors, en Argentina, y Universidad Católica.
La opción “cruzada” era la obvia, considerando que el “Pitbull” fue formado en San Carlos de Apoquindo. Además, la idea de estar muy cerca de los afectos seducía al jugador. Mientras, en Cruzados, se alistaban al aterrizaje. Si bien no se trataba del refuerzo más necesitado en el mercado invernal que permite sólo tres fichajes, Medel podía ayudar a resolver problemas en la defensa o en el mediocampo de contención. Aunque, claro, a un costo más alto de lo que se presupuesta a estas alturas de la temporada. Pero, conscientes del efecto multiplicador de una contratación de este tipo, la dirigencia asumía que había que hacer el esfuerzo.
Había, eso sí, una aprensión desde el lado de la UC.
La experiencia con la repatriación de Mauricio Isla está fresca en las memoria de la dirigencia “cruzada”, que evalúa como un punto clave en la caída del rendimiento del lateral derecho el cierre temporal de San Carlos de Apoquindo. Según las evaluaciones internas, el descenso en la productividad del “Huaso” tuvo directa relación con el peregrinaje para hacer de local. Y, con ese recuerdo, el retorno de Medel sonaba más coherente al momento de volver a contar con el renovado estadio en los contrafuertes cordilleranos, más considerando la exigencia que imponen futbolistas del nivel del “Pitbull”, acostumbrados a estándares europeos.
Sin embargo, el retorno del jugador estaba supeditado a los deseos del propio Medel.
Para efectos del hasta hace poco seleccionado nacional y capitán de la “Roja”, el anhelo era poder volver a vestir las camisetas “xeneize” y de la UC, siendo más lógico desandar el camino que lo llevó a Europa y las grandes ligas por Argentina: asomaba difícil saltar desde Católica a Boca en un tiempo más.
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Además, el propio Medel entiende que la competitividad y exigencia de la liga argentina, así como los desafíos que encara el club de La Ribera, están por arriba de lo que se requiere para estar a la altura en la competencia local. Y quiere seguir aspirando a eso.
Así, decidido a seguir en un entorno más severo y de alta competencia, pero más cerca de sus afectos, esperó la oferta de Boca que, por supuesto, era muy superior a lo que podrían llegar a ofrecerle desde Cruzados o desde cualquier club nacional.
Muy cercano con el presidente “xeneize”, Juan Román Riquelme, Medel ficha por año y medio en Boca, mismo período que estuvo entre mediados de 2009 y fines de 2010, cuando vistió de “azul y oro” antes de partir al Sevilla. Ahora, se espera que pronto sea presentado y que se integre inmediatamente a la disciplina del plantel que adiestra Diego Martínez, cuando se empiece a dilucidar si será utilizado en mediocampo o como defensor central que es, por ahora, la gran duda respecto de su rol en el equipo.
