José María Buljubasich asegura que hace unos tres meses que no circula por las obras del nuevo estadio San Carlos de Apoquindo. Algunos de los obreros le saludan con afecto a la distancia, mientras el gerente deportivo de Cruzados no deja de sorprenderse con el avance, pues ya se ha terminado buena parte de la obra gruesa, mientras en las entrañas los camarines y algunas salas empiezan a verse casi listas.
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“Desde que empezó el proyecto, todas las áreas de Cruzados estuvimos conectadas respecto de la evolución. Y, cuando empieza a avanzar, la gerencia deportiva participa en aspectos como las distribuciones de espacios... En general, en los detalles cotidianos, que son parte de la sensibilidad del deportista, que tienen directa relación con camarines, espacios para cuerpo técnico, recorridos internos para acceder al estadio, a la cancha, a la zona mixta, de ubicación de las familias para esperar a los jugadores... Luego participamos en la decisión del tipo de superficie que tendrá el campo de juego, donde -en principio- no había opción diferente al pasto natural. Pero, al analizar la estructura del estadio con techo, se evalúa cómo tener una mejor superficie y de alto estándar permanentemente. Con los análisis de la luz solar, de cantidad de agua y del uso, y siempre priorizando lo deportivo, tomamos la decisión de usar pasto artificial”, parte contando.
Debe ser un orgullo ver el estado de avance de este proyecto…
-Uno, cuando estaba en el estadio anterior, lo veía y estaba contento: nos gustaba y enorgullecía, pero íbamos a Brasil u otro país y nos dábamos cuenta de la diferencia que había con otros estadios más modernos. Cuando volvíamos, nos dábamos cuenta de que había que actualizar el estadio, porque no era el lugar óptimo para recibir a un rival, respecto de las comodidades que teníamos cuando íbamos a Palmeiras o Corinthians... En nuestro caso, el estadio no es municipal, es un esfuerzo privado.
¿Este proyecto les ha restado en lo deportivo, más allá de que han insistido de que se trata de presupuestos diferentes?
-Sí y no. Al decir que sí, podría sonar a que se está poniendo una excusa y que en el momento deportivo del último par de temporadas no hubo errores, y sólo ha pasado porque se está construyendo el estadio. No considero que sea así. Sí ha afectado inevitablemente la localía: el ambiente y el estado de la cancha de Santa Laura no son los mismos de San Carlos, por los motivos que sean. Y son cosas que influyen en el rendimiento. De cualquier modo, la inversión que implica la construcción de un estadio hace que el foco de atención no sea exclusivamente deportivo. Entonces, ha afectado, pero hay que dejar claro que también hemos cometido errores.
¿Han traído refuerzos de menor calidad por presupuesto, entonces?
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-No. Los errores que hemos cometido desde la conformación del plantel no tienen que ver con el estadio, sino con hacer el recambio en la transición de una situación positiva, como el tetracampeonato, para renovarse en el éxito. No teníamos la experiencia de lo que se genera después de un período exitoso tan extenso. Por eso hay que hacer la autocrítica. Nos ha costado, llevamos dos años y cuatro meses donde, a pesar de todo, hemos podido clasificar a torneos internacionales, pero no es el lugar donde Católica tiene que estar. Ni es la forma al estar cambiando entrenadores muy seguido.
En los últimos mercados de refuerzos han fallado. Ha habido casos como el de Nehuén Paz, a quien firmaron un contrato de cuatro años, que complicó su salida para fichajes que el técnico de turno sí quería. ¿Cómo se explica eso?
-Hay cosas que no se notan, pero que son evidentes: cuando se juega fase de grupos de la Copa Libertadores, los recursos que se disponen son mayores y armar un plantel siempre es más fácil. Luego, prefiero no dar nombres, pero el caso de Nehuén u otro no lo analizo puntualmente, porque cualquier refuerzo que llega y el equipo está en una dinámica ganadora y positiva, seguramente rendirá. Si, por el contrario, el refuerzo llega en un ciclo negativo, a lo mejor no rendirá. Entonces, la duración de un contrato puede ser un error, porque el tiempo que traes a cualquier jugador es un asunto que debes revisar. Cuando las cosas no funcionan, cuesta más armar el grupo -que es diferente a armar el plantel- y, además, se suman más nuevos elementos en busca de mejorar el rendimiento. Eso es lo que hemos detectado que nos ha costado en 2022 y 2023. Ahora estamos buscando la forma de empezar a crecer de nuevo, tal como lo hicimos en 2018.
Thiago Nunes llega ante la urgencia, pero ¿viene sólo hasta fin de año?
-Thiago fue el primer técnico que entrevistamos cuando empezamos la búsqueda. Y, desde ese primer contacto, nos dejó una muy buena impresión. Luego, cuando empezó la negociación, nació de él la propuesta de hacer contrato hasta fin de año, sin cláusula. Seguramente, ambas partes iremos evaluando qué se quiere hacer en 2025 y negociaremos, llegado el momento, si ambos queremos seguir trabajando juntos.
¿Pero ya hay interés en que se quede?
-Es muy prematuro para pensar en eso. El foco ahora está puesto en retomar una dinámica positiva, retomar los resultados. Desde marzo del año pasado que no ganábamos dos partidos consecutivos, por lo que hay una señal importante de que nuestra dinámica no venía siendo positiva. Entonces, estamos concentrados en afirmar este crecimiento. En el segundo semestre, cuando veamos bien para qué podemos estar, analizaremos la continuidad del proceso. Estamos ad portas de un clásico y cada partido es importante para el crecimiento que necesita el equipo.
Están claros los errores de la segunda gestión de Ariel Holan, pero ¿qué hay respecto de los errores desde su área con Nicolás Núñez?
-Primero, vale aclarar que el proceso de incorporaciones ha sido el mismo con todos los técnicos. Con Cristian Paulucci, después de que salimos campeones, se conformó el plantel en conjunto con él; con Ariel, también; con “Nico”, lo mismo. Y antes de ellos, también. Es una dinámica que hemos tenido desde siempre e, incluso, el año pasado asumí las responsabilidades en la conformación del plantel, donde tal vez había pocos mediocampistas por la forma como queríamos jugar. Eso es una responsabilidad de la gerencia deportiva. Y con “Nico” llegamos a meternos en un torneo internacional, iniciamos la conformación del plantel como siempre lo hemos hecho, pero después de su salida y todo lo que se habló, prefiero no profundizar. Hay evaluaciones que nos llevaron a tomar la decisión después de un partido tan importante como el de Coquimbo (Unido, en Concepción, por el pase a la Copa Sudamericana), que nos deja afuera y eso tiene que ver con los resultados, pero también con lo que se ve del equipo en la cancha.
Con Núñez, el equipo nunca llegó a repuntar, ni tampoco a acercarse al juego del Magallanes que dirigió, teniendo mejor plantel que en la “Academia”. ¿Por qué no lo logró, desde el análisis de la gerencia deportiva?
-Después de lo que ha dicho “Nico” públicamente, prefiero no entrar en evaluaciones, porque está todo muy fresco y no es bueno opinar en esas circunstancias. Cada uno tiene su mirada y podemos coincidir en algunos puntos, pero siendo todo tan reciente, prefiero no hacer análisis.
¿Era Núñez el DT que necesitaban?
-“Nico” trabaja muy bien y de su grupo de trabajo no hay nada negativo que decir. Por el contrario… No tengo ningún remordimiento respecto de su elección. Lo fuimos a buscar con la convicción y las ganas, porque era la persona apropiada. Y deseo que le vaya muy bien.
En sus descargos, Núñez afirma que le faltó una última conversación con usted, como su jefe directo…
-Puede ser, pero nunca tuve esa última conversación con ningún entrenador. Es mi forma. Por lo tanto, cuando él lo dijo públicamente, pensé que puede tener razón, pero no es algo que haya hecho antes, ni con otros técnicos ni habitualmente. En ese sentido, hice lo que hago siempre.
Estos períodos de “malaria” deben generar algún desgaste mayor, más cuando los éxitos se olvidan tan rápido…
-Me gusta lo que hago y entiendo cómo es la dinámica. Me han alabado y me han criticado, me han vuelto a alabar y me han vuelto a criticar. Esos ciclos son parte del fútbol y, si uno no lo acepta, no puede trabajar en esto. Siempre digo que si el equipo no gana, es normal la crítica... ¡Si uno es parte de los responsables! Sí me molesta cuando hay mentiras o medias verdades, o medias mentiras que se instalan, armando historias de situaciones inexistentes.
¿Pero no está por tirar la toalla, esperando la inauguración del estadio, por ejemplo?
-No, para nada. La dinámica de esto es que uno no gana siempre. En julio voy a cumplir 14 años como gerente deportivo. En este período, ganamos siete títulos nacionales, cuatro supercopas y una Copa Chile... Son 12 títulos, casi uno por año... Eso, en la historia del club, no es tan común. Cuando uno lo mira desde lo inmediato, ve problemas, pero al alejarse un poco y verlo más en perspectiva, estamos en un proceso exitoso. Hoy estamos en un momento de transición. Y no se trata sólo de éxitos deportivos, sino con la construcción del estadio, la remodelación del predio, con un montón de proyectos.
¿Le da lo mismo hipotecar la posición de ídolo “cruzado”?
-Cuando me retiré, era un jugador querido, reconocido. Después, hubo momentos en que un buen porcentaje de la gente no me quería. Luego, me quieren de nuevo. Pero más que buscar ser ídolo, a lo que aspiro es a que la gente me reconozca como alguien que, desde su lugar, aportó para que el club sea un poco más grande, con honestidad y respeto, manteniendo los valores del club. Puede haber críticos o a alguien que no le gusten mis formas, pero no aspiro a ser un ídolo. Sí puedo decir desde mi lugar que el “Chapa” (José Pedro) Fuenzalida fue alguien clave para la historia de la Católica y él debería ser un ídolo, por lo que entregó en la cancha, transmitiendo a sus compañeros, los títulos que ganó y la manera en que lo hizo.