El pádel no para de crecer en el mundo. Nuestro país no es la excepción, lo cual quedó demostrado en la reciente edición del Chile Open, perteneciente al World Padel Tour, que se quedó chico con su capacidad para cinco mil espectadores en el recinto de San Carlos de Apoquindo.
Este deporte se está masificando tanto a nivel amateur como profesional. En este último estatus está Javier Valdés, referente nacional, 64º en el ranking planetario y flamante miembro del Team Marley Coffee, quien analiza el fenómeno, lo proyecta y se entusiasma con que esta disciplina llegue a los Juegos Olímpicos.
¿Por qué creció tanto el pádel en los últimos años?
—Principalmente, el pádel viene creciendo mucho, tanto en Chile como a nivel mundial, porque era uno de los deportes que se podían practicar en pandemia. Eso ayudó a que mucha gente lo conociera. También gracias al World Padel Tour, porque fuimos de los pocos deportes profesionales que se siguieron jugando, obviamente con todas las restricciones. La gente estaba en la casa y se apostó mucho por la visualización. Eso lo masificó y empezó a enganchar. Además, es un deporte muy social, que pueden jugar las familias, y si lo pasan bien, es muy fácil progresar. Va todo un poco de la mano.
¿Qué falta para que esta práctica amateur masiva derive en un mayor profesionalismo?
—Está claro que a nivel amateur, Chile crece exponencialmente. Poco a poco, a nivel profesional va a empezar a ser más atractivo para el público ver a los jugadores locales. Hay un circuito nacional y muchos privados, que tienen mucha convocatoria. Creo que estaría bien unificar todo y que haya una mejora en los premios económicos, para que los chilenos puedan dedicarse más a esto, salir afuera y profesionalizarse, porque quedarte estanca tu crecimiento.
¿El tenis es una competencia o un complemento para el desarrollo del pádel?
—Creo que el tenis no es una amenaza para el pádel, pueden ir de la mano, pero con distintos organismos. Son deportes hermanos, que en instalaciones, infraestructura y organización son muy parecidos, y eso es muy positivo. Estamos jugando en estadios de tenis, como en el Foro Itálico o en Roland Garros. En Chile se jugó el ATP 250 y en el mismo estadio, a los diez días, se jugó el Chile Padel Open. Eso ayuda a rebajar gastos. Siempre se ha especulado con que las federaciones de tenis quieren absorber el pádel, pero yo creo que cada deporte tiene que ir con su propia federación.
¿Qué lugar ocupa Chile dentro del contexto mundial?
—Nosotros ya venimos jugando mundiales hace muchos años. En el Mundial pasado tuvimos chances para salir dentro de los mejores seis países, pero perdimos una serie muy competitiva contra Bélgica, que fue el equipo sorpresa. Al final, terminamos ocho de 16, octava plaza que nos asegura ir a jugar sin repechaje el siguiente. Hay selecciones que tienen muchos jugadores profesionales y para que el pádel chileno no sea 100 por ciento profesional, es una muy buena posición en el escalafón. Chile tiene todo, un nivel de infraestructura que en Sudamérica hay muy poca. Es muy importante hacer un buen trabajo de base, tiene que reforzarse la federación para hacer un circuito de menores competitivo.
¿Cuándo calculas que el pádel podría ser olímpico?
—Es algo que venimos buscando en los últimos años, creo que estamos más cerca de lo que la gente piensa. Es verdad que la gente no sabe los procesos, lo largos que son, para postular en el Comité Olímpico, hay mucha historia ahí y somos un deporte relativamente nuevo. Pero bueno, somos el segundo deporte que más crece a nivel mundial, falta muy poquito tiempo. Falta que otros países empiecen a competir más, para que se empiece a hacer más conocido, porque para que sea olímpico, se tiene que jugar en todo el mundo y tener una competencia estable. El año pasado fue invitado a los Juegos Suramericanos, este año va como competencia oficial en los Juegos Europeos. Son pequeños detalles que van sumando, para que ojalá el pádel sea olímpico algún día.
¿Es un sueño participar en unos Juegos Olímpicos?
—Mira, la verdad es que yo siempre fui muy realista, nunca me vi jugando unas Olimpiadas, porque el pádel empezó a crecer hace muy poco. Es algo que me cuesta imaginar. Obviamente, sería una experiencia extraordinaria. Creo que si todo sale bien y el cuerpo me acompaña, podría perfectamente jugar unas Olimpiadas antes de retirarme. Me gustaría mucho, para sentir la experiencia que me han contado otros deportistas, porque es una fiesta del deporte mundial.
¿Qué competencias se te vienen este año?
—Este año viene un calendario muy extenso, ya que estoy jugando el World Padel Tour y el Premier Padel, nuevo circuito por el que está apostando un grupo de inversionistas catarí. Al final, estamos jugando dos circuitos en un año, sumado a algunas competencias de la Federación Internacional que tratamos de compatibilizar. Como el deporte va creciendo muy fuerte, los jugadores tenemos claro que este calendario hay que regularizarlo, para cuidar la vida útil del jugador.
¿Cuáles son tus metas en este deporte?
—Mi meta a corto plazo es volver al Top 50 del mundo. Quizá el año pasado me orienté demasiado en tratar de estar en una posición y perdí el foco, que era estar con un compañero con el que me sintiera competitivo para jugarle de igual a igual a cualquier pareja. Eso me afectó mucho, así que este año estoy tratando de buscar un compañero y los resultados llegarán por su propia cuenta. Después, a mediano plazo, mi idea es estar entre las mejores 20 parejas del mundo, ojalá terminando este año o a mitad de la temporada 2024. Ya a largo plazo, mi objetivo es estar dentro de las diez mejores parejas del mundo.