“Mi único sueño, al igual que el de muchos niños, era ser futbolista”. Así empieza contando su historia pelotera Víctor Silva Pavez, de 27 años. Desde los nueve tenía una rutina de entrenamiento de cuatro a cinco días a la semana, en doble turno. Jugaba por diferentes clubes, de defensa central.
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Su talento no pasó inadvertido y surgió la posibilidad de ir a probar suerte a Uruguay. Un profesor “charrúa” del equipo de su colegio regresó a su país y le ofreció la oportunidad. Agarró sus maletas y se fue primero al departamento de Soriano, a un cuadro de la tercera división. Luego, partió al Fénix de Montevideo.
En la capital uruguaya, con 15 “primaveras”, empezó a cambiar todo. “Allá me di cuenta de que de día jugaba súper bien, pero de noche no veía absolutamente nada”, recuerda. Se compró lentes de contacto para seguir jugando, mientras en paralelo se hacía exámenes a la vista. El diagnóstico fue lapidario: retinitis pigmentosa, una degeneración progresiva de la retina.
“Fue la que finalmente me dejó ciego”, explica el oriundo de Melipilla. “Dejé el fútbol por tres años y ahí decidí entrar a estudiar Psicología”, agrega. Cambió las canchas por las salas de clases. Y no sólo sacó la carrera, sino también un diplomado en educación en derechos humanos y está terminando un magíster en gestión de personas.
Sin embargo, no abandonó el anhelo de ser jugador. En 2014 entró a la selección chilena de fútbol para ciegos y, actualmente, defiende al Club Olimpia melipillano. Acaban de salir campeones de la Liga Nacional de Fútbol 5 para Ciegos. El domingo 30 de enero golearon 4-1 de visita al Deportivo La Granja, con Silva elegido como el mejor del torneo.
Su categoría sigue siendo de exportación. Tal como en su momento lo llamaron los uruguayos, desde 2018 lo tienen amarrado los brasileños. Viaja cuatro veces al año a disputar el Brasileirao, el Campeonato Regional y la Supercopa. En la tierra de los pentacampeones están en otro escalón, pero el crack igualmente resalta.
“Es grande la diferencia en términos de organización en comparación con acá, donde da para seis o siete equipos, allá hay 30. Acá estamos en una etapa de desarrollo, y allá ya están en una de consolidación, de conseguir logros”, describe el otrora zaguero, devenido en goleador. “Mis pares en Brasil me reconocen como un buen jugador. Las primeras dos temporadas fueron difíciles, de adaptación, pero ya en la última pude hacer un papel importante, lo que me abrió las puertas para ser contratado por el Cedemac, uno de los cuatro mejores clubes a nivel nacional”, complementa, previo a viajar en marzo para debutar por el conjunto de San Luis de Maranhao.
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Pese a no ver, Víctor cumplió su sueño de niño, cuando un tal Ronaldinho llenaba sus ojos. “Ahora, mi referente, por su aporte dentro y fuera de la cancha, es Claudio Bravo”, actualiza este simpatizante de Melipilla y Colo Colo, pero hincha de la “Roja”. Ídolo por donde se le mire.
Un modelo a seguir, dentro y fuera de la cancha
Antes de quedarse ciego, Víctor se capacitó en la Fundación Luz, la más importante del país para personas con discapacidad visual. Hoy trabaja en ella, gestionando la integración al mundo del trabajo.
Ha sido un gran “fichaje” para la organización. Cómo no, si él mismo elaboró un detallado modelo de inclusión laboral, que ya empezó a difundir a lo largo de Chile y que seguirá haciéndolo este año por las distintas regiones.
“Si tuviésemos que hacer una analogía con el fútbol, el trabajo en inclusión laboral es bien táctico, de mucha estrategia, de conocer mucho a la empresa y al candidato”, plantea. “Por un lado, tienes que hacer coaching, mentoría, desarrollo y reconocimiento de potencial, entendiendo que existe toda una trayectoria personal y una experiencia de vida ligada a lo que significa ser ciego, siempre derribando mitos y luchando contra algunos estereotipos sociales”, agrega.
“Por lo mismo, hay que explotar todo el talento de esas personas, que es lo que pasa en la cancha con mis compañeros, constantemente estar motivando, incentivando y tirando para arriba, para que todo resulte y podamos sacar el partido adelante”, explica Silva, siguiendo la línea futbolera. “Con lo estratégico, me refiero a que hay que saber leer el mercado, qué es lo que hoy están buscando las empresas, siendo estratégicos en las propuestas para poder llegar a meter un gol, metafóricamente hablando, incluyendo a una persona con discapacidad visual”, remata.