Hernán Galíndez está a full, mientras se ultiman detalles de su llegada a Universidad de Chile. Pese a que todavía no ha firmado, ya habla como arquero de la “U”.
Así, anticipa el desafío de llegar a un equipo grande que viene de pelear por no descender, donde los últimos porteros han sido capitanes y referentes. Además, llena de flores al nuevo entrenador azul, Santiago Escobar, uno de sus “padres” en el fútbol.
¿Qué desafío implica para ti llegar a un equipo que estuvo a punto de descender, pero que siempre debe pelear arriba?
—Es un desafío y una responsabilidad muy grandes. Ojalá que se pueda cerrar y ya estar tranquilos, y pensar en hacer un gran año, más allá de haber peleado el descenso en los últimos tres años consecutivos. Me parece que Universidad de Chile debe tener otras aspiraciones, o intentar por lo menos. Sé que no es fácil, porque el campeonato chileno es muy competitivo, pero mi idea es hacer un gran año. Yo tengo el gran objetivo personal de seguir estando en la Selección de Ecuador, para ir al próximo Mundial, y para eso tengo que tener un gran año deportivamente en el equipo que juegue. Es a lo que apunto, a pelear por cosas importantes.
¿Qué significa Santiago Escobar para ti y cómo lo describes como persona?
—Santiago es, sin duda, de los técnicos más importantes que tuve en mi carrera. Está en el Top 3, seguro. Es un tipo que se preocupa mucho por el jugador, pero más por el ser humano. Él siempre dice que primero hay que ser buena persona y, después, buen jugador. Tiene frases de cabecera, a mí la que más me gusta es “dignificar la profesión”, de ahí parte toda su enseñanza. No permite ningún tipo de indisciplina, ninguna falta de respeto hacia nadie.
¿Y como entrenador?
—Se preocupa muchísimo por formar un grupo, un buen vestuario, y darles oportunidades a los más jóvenes. A pesar de ser un técnico de primera, es un gran formador. A mí me enseñó muchísimo, a pesar de que me agarró con 30 años, aprendí mucho de él y de su cuerpo técnico. Para lo que tengo entendido que es el proyecto de Universidad de Chile, le viene muy bien, porque se preocupa mucho por el presente, pero también busca dejar un buen legado y futuro a los clubes. En Universidad Católica de Ecuador lo hizo, y muchos de los jóvenes que debutaron con él fueron vendidos o son titulares hoy, y eso es un gran mérito. Para mí, es de esos padres que te da el fútbol, sería un privilegio volver a trabajar con él.
¿Sabías que el puesto de arquero ha sido sensible últimamente en la “U”, con Johnny Herrera y Fernando de Paul, ambos referentes? ¿Te gustaría asumir un rol así?
—Sí, sé de los arqueros que han pasado últimamente por la U. de Chile. Creo que eso le suma más responsabilidad en el caso de terminar de cerrar. Entiendo que es un arco de mucho peso, últimamente sé que De Paul venía siendo el capitán y referente. Yo no pretendí en ningún equipo donde estuve, ni en Universidad Católica ni en la Selección, ser un referente, pero tengo una forma de ser que no la cambio. Trato siempre de dar el ejemplo y de hablar con los más jóvenes, e intento marcar los caminos, porque eso es importante. Adentro de la cancha, soy una persona que me gusta mucho hablar, ya lo tengo asimilado y me siento cómodo, me sale por naturaleza. Después, convertirse o no en referente ya no depende de uno, sino de muchas circunstancias.