Por más que le pongamos un nombre marquetero, la ruta hacia Qatar 2022 asoma muy empinada. Si hace un tiempo era “El último baile”, ahora es la “Operación remontada”.
Apelando a la épica, se intenta levantar la moral, ante una tabla de posiciones que se ve espantosa. Y también se trata de patear para adelante el abismo que se viene, frente a un recambio que, pese a los experimentos que se han hecho, no ha resultado.
Lo cierto es que más allá de los motes esperanzadores, está claro que si no se sacan por lo menos siete de los nueve puntos en esta triple fecha clasificatoria, el Mundial del próximo año quedará prácticamente fuera de alcance. Y cuando nos jugamos la vida, las bajas se acumulan, como ha sido la tónica.
Si no fue el covid, fueron los ingleses con su boicot. Sin embargo, el principal virus de la “Roja” no ha sido el “corona”, sino las lesiones, porque lamentablemente, aunque duela, la “Generación Dorada” está quemando aceite.
En cada partido de sus equipos, Lasarte debe rezar. Eso si juegan, ya que muchas veces quedan relegados por romperse defendiendo a la Selección.
Este puñado de jugadores está pagando la falta de relevos, los años de éxitos que no fueron aprovechados, pues la gallina de los huevos de oro, que es la selección chilena, empolla para que los clubes tapen sus hoyos financieros. Todavía estamos esperando que la Anfp y la Federación, que hoy son lo mismo, por fin presenten una propuesta seria para separarse, para que una futura generación de buenos futbolistas no tenga que subsidiar a unos dueños de cuadros que no saben equilibrar sus finanzas.
Mientras tanto, con lo que va quedando, sin tres titulares, Mena, Vidal (suspendido) y Vargas, el “Equipo de Todos” va por la hazaña a Perú. Y eso es sólo para seguir con vida.