La tecnología se supera cada día a sí misma sin que siquiera nos demos cuenta. En todo orden de cosas. Y, como se sabe, es una ayuda inestimable que nos permite cumplir con ciertas tareas en forma simple y con poco esfuerzo.
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Por ejemplo, hablemos de la misión ineludible de lavar la ropa que hoy se nos hace más fácil gracias a las siempre bien valoradas lavadoras automáticas.
Y que decir del secado, especialmente complicado en estos días invernales, donde la secadora es un elemento indispensable en el hogar.
Incluso ahora el trabajo se nos simplifica aún más con las lavadoras/secadoras, que nos permiten ahorrar tiempo y, por supuesto, energía eléctrica.
Sin embargo, no es conveniente pensar que les vamos a dejar toda la responsabilidad a estas adoradas maquinitas. Sí, porque hay una serie de pasos que podemos seguir para que el lavado de la ropa sea más eficiente, tanto en el cuidado de las prendas delicadas, como en el ahorro de energía y de tiempo.
Veamos algunos consejos.
-Leer con atención el manual de la lavadora. Es algo que, por lo general, pasamos por alto. No obstante, hay que recordar que no todas las lavadoras son iguales ni cuentan con el mismo tipo de programas especializados para cada tipo de prenda, y que deberíamos utilizar en cada caso.
-Fijarse bien en las etiquetas. En ellas se indican el tipo de composición, las instrucciones y consejos de lavado. Será la mejor manera de que evitar que la ropa se estropee por un descuido.
-Separar la ropa por colores. Aunque puede parecer un consejo obvio, ¿a quién no se le ha desteñido alguna prenda por haberla mezclado con otra de tonalidad más oscura? Para conseguir el mejor resultado, es aconsejable separar la ropa blanca, de colores claros, de colores oscuros o negros y tejidos delicados.
-Cuidado con la ropa delicada. Es preferible lavarla por separado o introducirla en el interior de una bolsa de tela para que no entre en contacto con otro tipo de prendas de textura más dura que podría acabar dañándola. Del mismo modo, se debe proceder con cualquier prenda con aplicaciones, abalorios, lentejuelas, etc. Evitaremos que se puedan desprender las piezas, estropear el resto de ropa o, incluso, la lavadora.
-Lavar la ropa del revés. Apuesto que no estaba en tu manual. Es que así se consigue que los colores duren intensos y luminosos por más tiempo, especialmente los tejidos denim y las prendas con estampaciones.
-Es preferible el agua fría. Especialmente si se trata de lavar tejidos de seda, lana o muy delicados, como la ropa interior de encaje. No obstante, en algunos casos deberemos lavar estas prendas a mano, si así lo indica la etiqueta.
-Ojo con las supermanchas. En el caso de manchas importantes, deberíamos tratar la ropa de forma específica antes de meterla en la lavadora. Si utilizamos algún tipo de tratamiento como bicarbonato, antimanchas o detergentes específicos, etcétera, por primera vez en una prenda, habrá que empezar haciéndolo en una parte que no se vea para asegurarnos que la prenda lo asimila sin deteriorarse.
-La cantidad exacta de detergente y suavizante. No hay que abusar con la cantidad de detergente y suavizante que se va a emplear. Utilizaremos únicamente la cantidad recomendada para que no se manche la ropa o estropee la lavadora.
-Cierres, botones, monedas y papel en los bolsillos. Abrocha los botones y cierra los cierres porque con el roce se pueden dañar otras prendas. Si damos vuelta las prendas con botones y cremalleras, se reducirá el riesgo de que se enganchen con otras. Igualmente, las monedas y otros objetos metálicos pueden estropear la ropa o dañar el buen funcionamiento de la lavadora. Y qué decir de los papeles o pañuelos de papel, se deshacen y llenan la ropa de pelusas.
-La cantidad de ropa importa. No llenaremos del todo el tambor de la lavadora, ya que, si hay demasiada ropa, normalmente quedan restos de detergente al final de cada lavado.
Ahora, cuando llegue la hora del secado, también hay algunos trucos que sirven de mucho. Por ejemplo:
-Escurrir bien las prendas. Una vez que saques la ropa de la lavadora, trata de quitarle la mayor parte del agua que aún tiene. Puedes hacerlo manualmente o darle otra vuelta en el centrifugado.
-Envuelve la ropa en una toalla. Extiende la toalla y coloca la prenda desde una punta. Luego, la enrollamos ejerciendo presión para quitar toda la humedad.
-Utiliza ciclos de lavado cortos. De este modo el centrifugado es mucho más rápido y le darás menos trabajo a la secadora.