Una inocente broma desató un hilo de mentiras y engaños que terminó en la justicia. Todo comenzó cuando una mujer argentina fue a un motel con el hombre con el que engañaba a su marido y usó la extensión de la tarjeta de crédito que le había dado su padre para pagar la cuenta.
Cuando al padre le llegó el estado de cuenta notó que uno de los gastos decía «motel» y decidió bromear a su hija y a su yerno por la visita al recinto. El problema era que ellos no habían ido juntos.
El marido, tras enterarse de la infidelidad de su pareja decidió abandonar la casa que compartían por 11 años y en la que vivían junto a su pequeño hijo.
Pero antes de sólo asumir su responsabilidad en el quiebre, la mujer decidió iniciar acciones legales contra el emisor de la tarjeta de crédito y el motel por violar su intimidad y privacidad
Daño moral
El caso ocurrido en 2008, finalmente recibió una resolución judicial. La mujer pedía 70 mil pesos argentinos: 30 mil por daño moral, 20 mil por daño psíquico y el resto por daño al proyecto de vida (unos 1.088.938 pesos chilenos).
Según reproduce el diario argentino Clarín, la mujer nunca negó su presencia en el motel, sino que se hiciera pública su infidelidad por lo que incluso citó la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto de San José de Costa Rica, en su defensa.
Pero a pesar de todos sus esfuerzos y luego de varios añosa, finalmente la Justicia de Rosario rechazó su demanda, afirmando que ambas firmas actuaron dentro de los marcos legales establecidos.
Y la derrota aún fue más amarga para la mujer, quien fue obligada en la sentencia a pagar las costas legales del juicio.