Cada día que pasa nos damos cuenta que la basura que producimos nos está sobrepasando. Por ese motivo, son muchas las personas e instituciones que trabajan arduamente para descubrir qué hacer con los desperdicios y frenar el problema ecológico que actualmente existe.
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El problema es que en algunas ocasiones, las ideas y buenas intenciones no terminan bien y provocan más daño del que buscaban reparar.
Así sucedió en Argentina, específicamente en la localidad de Villa Meliquina, un idílico paraje a 40 kilómetros de San Martín de los Andes, en Neuquén, que se ha instalado en el centro de la polémica luego que una ONG convocara a cientos de voluntarios para construir una vivienda con materiales de desecho.
Hasta antes de la invitación, el lugar era un ejemplo de eficiencia ecológica -según detalla el diario Clarín– y sus habitantes manejaban muy bien el tema de la disposición de desperdicios.
Pero todo dio un giro nefasto el pasado 3 de enero cuando un grupo de ecologistas llegó desde Buenos Aires, cargado con buenas intenciones.
La idea era levantar en un terreno de 3 mil metros cuadrados, una casa fabricada con desechos plásticos, además de neumáticos como el principal material.
50 voluntarios y kilos de basura
La idea era buena, los voluntarios estaban dispuestos e hicieron todo lo posible para sumarse a la iniciativa de la ONG Nave Tierra. Incluso muchos de los 50 inscritos viajaron a dedo para llegar al alejado destino.
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El problema comenzó cuando los desperdicios que iban a ser utilizados para construir fueron trasladados desde otras comunidades y cuando los propios voluntarios comenzaron a contaminar con su presencia en el lugar.
Los baños químicos instalados colapsaron y los jóvenes ecologistas no fueron responsables, al no hacerse cargo de sus desechos.
Las obras se extendieron por 15 días, hasta que el caos y la mugre acumulada indignó a los habitantes del lugar, quienes decidieron tomar cartas en el asunto, acusando la «invasión» de su paraíso ante la oficina Desarrollo Territorial y Ambiente de la provincia.
La entidad tomó cartas en el asunto y decidió fiscalizar a la ONG, detectando que no habían permisos para la construcción, ni tampoco seguros para los trabajadores voluntarios.
Tras la revisión, decidieron paralizar la obra y el emprendimiento se detuvo dejando un cúmulo de basura y materiales que no pertenecían al lugar.
Versiones encontradas
Tras la polémica, ambas partes responsabilizaron a la otra de lo sucedido. Germán Ramírez, secretario general de la ONG a cargo de las obras, sostuvo que «Es solo un grupo de vecinos que se opuso desde el primer momento porque esperan que Meliquina sea un lugar al estilo Villa La Angostura, y nuestros planos no se adaptan a las exigencias que ellos quieren promover”.
Mientras que desde los vecinos negaron estar en contra del proyecto, sino que de la manera en que se ejecutó.
“Nosotros no nos oponemos a ninguna iniciativa ecologista, pero esta ONG trajo la basura desde afuera y comenzó una obra sin preguntarle a nadie, ni a los vecinos ni a las autoridades”, sostuvo uno de los voceros de la comunidad al diario argentino.