Desde 1889 que el mundo sabe exactamente lo que pesa un kilo. Todo comenzó con una serie de medidas que derivaron en «le Grand Kilo», una unidad establecida como prototipo internacional del kilogramo para los científicos y que se representa como un cilindro circular recto con una altura y diámetro de 39 centímetros cada uno y hecho a partir de una aleación de 90% platino y 10% iridio.
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Una unidad de medida que ha estado presente en el mudo por 129 años, pero que podría cambiar y redefinir lo que el mundo entiende por un kilo.
Todo luego que el Comité Internacional de Pesas y Medidas (CIPM) aprobara una resolución recomendando a la Conferencia General de Pesas y Medidas (CGPM) la redefinición de cuatro unidades básicas del Sistema Internacional de Unidades (SI): kilogramo, amperio, kelvin y mol.
El cambio -que aún debe ser revisado- no quiere decir que desde la próxima semana seamos más livianos o más pesados, sino que representa un cambio significativo en el campo de la investigación científica, debido que los modelos actuales usados para presentar un kilo difieren al menos en unos 50 microgramos entre el estándar conservado en Francia y sus réplicas existentes en el mundo.
¿Po qué se quiere modificar kilo y las otras unidades de medida?
De ser modificado el Sistema Internacional de Unidades las definiciones entrarían entren en vigor a contar del 20 de mayo de 2019.
Para modificar estas unidades, los integrantes del comité deben considerar siete constantes físicas -la velocidad de la luz, la constante de Planck y la constante de Avogadro, entre otros factores- por lo tanto, inherentemente estables.
Si bien la mayoría de los usuarios no notarán el cambio si permitirá a la comunidad científica y a la industria tener una mayor exactitud sus mediciones, desde las más pequeñas hasta las más grandes.
Este cambio además permitirá vincular mayor precisión las mediciones a escala atómica y cuántica con las del nivel macroscópico.