Castrar a los machos, que todos tengan microchip y prohibición de reemplazarlos en caso que mueran. Todo eso es parte del plan de un pueblo de Nueva Zelanda que quiere erradicar por completo a los gatos domésticos.
El ayuntamiento de Omaui le está pidiendo además a todos los habitantes que tengan un felino que se acerquen a inscribirlo ante las autoridades, avisándoles de antemano que en caso de prosperar la iniciativa, esta será la última vez que tengan un minino en sus casas.
El proyecto se votará en octubre y busca cuidar a los animales nativos, los cuales tienen a los gatos como depredadores de acuerdo a los impulsores de la idea. E incluso, el economista y candidato parlamentario Gareth Morgan quiere que sea extendida a todo el país, ya que los felinos son «asesinos de origen natural».
Según informa Newshub, estas mascotas son una plaga para los creadores de la iniciativa, acusándolos de matar a cientos de aves y mamíferos. Por lo mismo, quieren también que los gatos sean incluidos en la lista de animales que deben desaparecer del país el 2050, ya que Nueva Zelanda busca ser un sitio «libre de depredadores», sacando a todas los especies introducidas como las ratas, armiños y zarigüeyas.
Respecto a la cuestionada medida del pueblo, el gerente de operaciones de bioseguridad del Ayuntamiento Ali Meade explicó que «tu gato puede vivir su vida natural en Omaui, haciendo felizmente lo que hace. Pero cuando muera, no podrás reemplazarlo».
«Si se aprueba la medida, mejoraría notablemente el medio ambiente y la vida de las aves», celebró la autoridad local.
Por su parte un miembro del Omaui Landcare Trust, una organización no gubernamental de Nueva Zelanda que vela por la sostenibilidad del agua y la calidad de la tierra, aseguró que la iniciativa no está realizada por personas que odian a los mininos.
«Pero nos gustaría ver que los responsables de las mascotas son responsables y este realmente no es un lugar para los gatos», manifestó John Collins.
Sin embargo, no todos en la localidad están felices con la medida. «Si no puedo tener un gato, casi no es saludable para mí vivir en mi casa», señaló una vecina que tiene a tres felinos en su vivienda y que acusó a las autoridades de convertir el pueblo en «un estado policial».
Por lo mismo, varias personas del pueblo se están organizando para ir a la justicia y frenar la polémica iniciativa.