En pasado marzo, un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford y la de California en San Francisco “revelaron la verdad” sobre el «esqueleto alien» que en el año 2003 fue encontrado en pleno desierto de Atacama en Chile.
La diminuta momia de 15 centímetros de largo fue hallada en la zona de La Noria y su extraña figura, por la que se la catalogó de “alien”, desató todo un debate a nivel mundial.
Además, el esqueleto fue vendido en el mercado negro, sacado del país y quedó en manos de un coleccionista español que de verdad creía que se trataba de un extraterrestre
Tras los primeros análisis, se dejó muy claro que el esqueleto era humano y según los investigadores estadounidenses, era la momia de una niña con extrañas malformaciones genéticas, entre ellas enanismo y otros problemas de crecimiento, y que había muerto poco después del parto.
Sin embargo, a menos de cuatro meses de que salieran a la luz dichos resultados, estos fueron refutados por un equipo internacional liderado por la Universidad de Otago en Nueva Zelanda.
Según esta nueva explicación, Ata, como se le llamó a la momia, no tenía malformaciones, era un feto normal de 15 semanas y “la extraña forma de la cabeza puede explicarse por las condiciones del parto y del enterramiento”, indica ABC.es.
Para el grupo de investigadores europeos, los estadounidenses utilizaron una “lógica defectuosa”, ya que se puede ver un desarrollo normal del esqueleto.
“Cometieron varios errores importantes en la evaluación de la morfología del esqueleto”, aseguró Sian Halcrow, responsable del nuevo estudio al medio español.
Para Halcrow, las “variantes genéticas descubiertas por el primer equipo en la niña no tienen ningún efecto funcional conocido sobre el esqueleto humano en esa etapa del desarrollo del feto”.
También apuntó que la forma cónica del cráneo se debería a que “un feto de esa edad (15 semanas) no tiene las mismas proporciones craneales que un feto a término (como planteaba la primera investigación)” y que las condiciones en que fue enterrado, tanto por la presión y el calor que se ejercieron sobre este, explicaría su particular forma.
Además, criticó el trato “poco ético” que le dio la revista Genome Research al darlo a conocer, ya que “debería requerir una declaración de ética para la publicación de datos humanos: este es un requisito estándar para las revistas científicas”.
Halcrow fue más allá en sus reproches y aseguró que este es un claro “ejemplo de cómo la investigación que no es rigurosa, analíticamente sólida o realizada por investigadores adecuadamente entrenados puede difundir información errónea“.
Finalmente, apunta a que una vez que se comprobó que los restos eran humanos, estos debían haber sido devueltos a Chile, ya que la “extracción de la momia había sido ilegal” y que también hay un dilema ético en relación a los “parientes portencialmente vivos» de Ata.