Un juzgado de El Salvador decidió el viernes enviar a juicio a cuatro mujeres y tres hombres que formaban parte de una sofisticada estructura criminal de la pandilla Mara Salvatrucha conocida como las “Viudas de Negro”, la cual reclutaba mujeres para obligarlas a casarse y luego asesinaba a los esposos para cobrar los seguros de vida.

El juzgado de instrucción del municipio de San Marcos, en la periferia sur de la capital, ordenó apertura de juicio por los delitos de homicidio agravado, trata de personas en la modalidad de matrimonio forzado y explotación sexual, agrupaciones ilícitas y estafa en perjuicio de las víctimas, contra Esmeralda Aravel Flores Acosta, a quien el Ministerio Público señala como la líder del grupo criminal.

También se juzgará por los mismos delitos a Karla Jennifer Flores Acosta, María Cristina Flores, Isabel del Carmen Méndez, Franklin Vladimir López Flores, Javier Cáceres Benítez y Roberto Omar Álvarez, quienes están encarcelados desde que fueron detenidos en febrero de 2017.

La presunta líder del grupo se mantuvo oculta hasta que fue capturada en noviembre del año pasado.

Los detalles de la operación llegaron a oídos de la justicia gracias las declaraciones de una de las víctimas, quien logró escapar y está bajo resguardo de la Fiscalía General de la República.

Según las investigaciones, Flores Acosta contrataba a mujeres para realizar trabajos domésticos, pero luego bajo amenazas de muerte las obligaba a casarse con hombres a los que engañaban haciéndoles creer que se estaban casando con una ciudadana de Estados Unidos, lo que les permitiría emigrar a aquel país de manera legal.

Los hombres eran timados para que compraran un seguro de vida argumentando que era un requisito de las autoridades migratorias para comprobar un compromiso de vida entre los esposos y una garantía económica para la mujer. Días después de la boda, las mujeres eran obligadas a regresar a la casa de la Mara Salvatrucha, donde seguían siendo explotadas, mientras que los hombres eran asesinados.

Los matrimonios de las “Viudas de Negro” finalizaban al cabo de un mes o un poco después. A las mujeres se les informaba que sus maridos habían muerto y se les exigía reclamar el cuerpo en la morgue, encargarse de los trámites del sepulcro y pedir a la fiscalía que investigara el crimen. Días después _concluido el papeleo legal_ las mandaban a cobrar el seguro del que eran beneficiarias. En todos los casos, las mujeres eran acompañadas por miembros de las pandillas.

Según las autoridades, Flores Acosta recaudó más de 100.000 dólares de los seguros de vida de los hombres que mandó asesinar.

De ser declarados culpables, los siete imputados podrían recibir condenas de hasta 60 años de prisión.

Estados Unidos califica a la Mara Salvatrucha como una organización criminal transnacional, y en agosto de 2015, la Corte Suprema de Justicia de El Salvador declaró que las pandillas y quienes las apoyan o financian son terroristas.

Según las autoridades, las pandillas con presencia en barrios y comunidades populares están integradas por más de 67.000 jóvenes y adultos, y son responsables de la mayoría de los crímenes cometidos en el país.