Una familia vivió una experiencia para el olvido cuando comenzaron a llover excrementos mientras regresaban a su casa en la ciudad de Kelowna, Columbia Británica.
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Susan Allen y su hijo habían almorzado en casa de su madre y debido al calor reinante viajaban con el techo corredizo y las ventanas del auto abiertas.
En un momento, y mientras se encontraban detenidos en un semáforo, fueron bombardeados por una masa café que la mujer describió como “un montón de barro caído del cielo”, indica The Guardian.
Sin embargo, esa masa grumosa no estaba compuesta por “tierra y agua”, sino que eran heces humanas.
Un “olor nauseabundo” inundó cada rincón del vehículo y se apresuraron en llegar lo más pronto posible a casa.
“Podías sentir las gotas golpeándote. Estábamos muy enojados, lloré y no pude dormir hasta las cuatro de la mañana”, reconoció Susan tras el repugnante hecho.
La mujer, eso sí, sufrió más consecuencias que la molestia y el mal olor, ya que parte del “líquido” cayó en sus ojos, lo que le provocó una infección.
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Transport Canada, que supervisa el flujo aéreo en el país, aseguró que está investigando el incidente y que toma muy en serio cualquier denuncia que se haga sobre los “residuos que proceden de los aviones».
Los expertos apoyan la teoría de Susan de que la “lluvia de excrementos” vino desde un avión, pero las autoridades del aeropuerto de Kelowna dijeron que en el momento del incidente no se reportaban vuelos en la zona.