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Después de una intensa búsqueda, “Bali Bey” logró dar con uno de los responsables de la desaparición de “Hurrem”, quien confesó –tras ser torturado- que “Hatice” estaba detrás de lo sucedido con la Sultana.
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Al enterarse, “Suleimán” partió a encarar a su hermana. “Me dijeron que secuestraste a ´Hurrem’, dime si es verdad”, increpó el Sultán.
“Antes hay algo que quiero decirle. Solía amarlo con todo mi corazón, lo amaba más que a nuestros padres. Lo que más amaba era su buena conciencia, que no le permitió herir a sus enemigos, amaba su justicia y su autoridad”, respondió “Hatice” y “Suleimán” interrumpió, “quiero saber qué le hiciste”.
Pese a las súplicas del emperador otomano, la enemiga de “Hurrem” no quiso revelar detalles del paradero de la pelirroja. “Me permitió casarme con ‘Ibarhim’ a pesar de que todos estaban en contra. Nunca olvidaré el favor que me hizo. Pero cuando llegó ‘Hurrem’ todo cambió, porque ella cambió todo, incluso a usted. Me quitó a mi hermano de gran corazón. Desde entonces sólo le importó ‘Hurrem’. Cuando ella estaba a su lado no significábamos nada. La madre Sultana murió por su culpa, Ni si quiera pensó en ‘Ibrahím’, en lo que sintió esa noche que colocaron la cuerda en su cuello para sofocarlo hasta la muerte. Respóndame qué sintió mientras él moría en la habitación contigua”, lanzó “Hatice”.
Ante esto el Sultán aseguró, “sentí que mi corazón moría” y su hermana continuó, “tuve que hacerlo, guardé silencio y no dije nada. Lo hice a propósito, quería que sintiese ese mismo dolor”.
“Suleimán” insistió en saber dónde se encuentra su esposa, pero “Hatice” no quiso dar su brazo a torcer. “No se lo diré, soy la única que sabe donde está. Es por eso q nunca sabrá donde está. No hallará a ‘Hurrem’, nunca tendrá una tumba para ella, al igual que ‘Ibrahim"”.
Tras esto la sultana se desvaneció y soltó un frasco con veneno que había ingerido para, finalmente, cerrar los ojos en los brazos de su destrozado hermano.