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Fotos: 12 cosas que nunca entendimos de las películas de Disney

Tal vez sea por las canciones, o porque hasta los años 90, las princesas solían ser modelos de feminidad pasiva. ¿O tal vez por la ideología de algunas adaptaciones? Quien sabe, pero por todo eso y más, las películas de Disney han sido criticadas a lo largo de los años.

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Por supuesto, todas estas cosas han cambiado. Aquí les mostramos los clichés de estas películas que han marcado a montones de niños y adultos y cómo han evolucionado, tanto en el cine animado tradicional como en las películas de la marca Pixar, para reflejar el espíritu de los tiempos. Y por supuesto, hacer las delicias de los más grandes y los más pequeños.

1. Las princesas: Sí, es fácil comenzar por ahí, ya que la Cenicienta, Aurora y Blancanieves no son precisamente ejemplos de emancipación femenina, aunque hay que recordar la época en que fueron creadas. En los años 90 eso cambió, definitivamente. De la curiosidad de Ariel se pasó a la determinación de Mulan y la rebeldía de Esmeralda. Luego vinieron películas como ‘Los Increíbles’, donde Helen Parr mostró que a pesar de ser un ama de casa, podía “patear traseros”.  Rapunzel mostró su cuota de ternura y su complejidad como personaje, y qué decir de Mérida o Elsa, quienes desafiaron a sus propias comunidades por ser lo que son.

2. Casarse a los dos días:  En la mayoría de historias románticas (incluso en Hércules), las parejas principales no se conocían nada, para terminar juntos. ‘Frozen’ mostró que esto era un despropósito, y que no siempre el ‘Príncipe Azul’ resulta siendo el mejor partido. Además, las princesas se casaban en la adolescencia. En la secuela de Mulán se ve cómo se conforma una pareja, de forma realista, ya que Li Shang y esta pelean por diferencias.

3. Los objetos amorosos de los protagonistas suelen ser unidimensionales:  Esto pasaba con todos los príncipes o princesas, hasta que llegó Jazmín, pareja de Aladdín, con sus inquietudes, y revolucionó el panorama. Luego Meg, oscuro personaje, conmovió a Hércules, y luego se pensó en los defectos como parte del encanto del protagonista. Esto pasó con Naveen, en ‘La Princesa y el Sapo’, y sobre todo con Flynn Ryder, el ladrón de ‘Enredados’.

4. El exceso de canciones:  Cantar por absolutamente todo, para algunos suele ser desesperante. Pero hay verdaderos clásicos. Prueba de eso es ‘Let it go’, de la película ‘Frozen’, o la banda sonora de ‘El Rey León’.

5. Los protagonistas son planos:  Algunos, sí. Sin duda, las princesas de antes de la década de los años 90, inclusive Bella. Hércules es otro. Su rectitud moral no se pone en duda. Pero hay otros con verdaderos dilemas y conflictos morales. Esto sucede con Simba, en ‘El Rey León’, que no sabe cómo encarar la muerte de su padre ni su trono, o con Aladin, quien finge ser lo que no es y al final encuentra redención. ¿Qué decir de los protagonistas de Monsters Inc., que terminan salvando a lo que representa su peor enemigo?

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6. Los personajes diversos se quedan sin nada: Por lo general los “perfectos” protagonistas obtienen toda la felicidad, los que son gordos, bajos, chatos, etc, solo son espectadores. Un buen ejemplo es el de Quasimodo, en ‘El Jorobado de Notre Dame’, quien se queda resignado sin el amor de Esmeralda. Pero esto también cambió. Remy, odiado en el mundo de la gastronomía por ser una rata, termina siendo el mejor chef de Francia, como se ve en ‘Ratatouille’. ¿O qué decir del entrañable y complejo anciano de ‘Up’ y su compañero, el chico scout?

7. Algunos villanos son patéticos:  Quizás algunos sean tan planos como los protagonistas, y una mera caricatura. Eso sucede con ‘Maléfica’, que en este año tendrá redención con Angelina Jolie. También con Cruella de Vil, a quien Glenn Close no hizo ningún favor. ¿O qué decir de Jafar y su final, en las dos películas de Aladín?. Pero no todos son así. Hay villanos que se han quedado en la retina de los espectadores. Hades y su neurosis y cinismo, en ‘Hércules’, daba momentos inolvidables. Scar y su maquiavélica elegancia dieron otro tanto en ‘El Rey León’.  Otros personajes, por el contrario, actuaron de villanos por las circunstancias, como Woody en ‘Toy Story’, al empujar a Buzz para deshacerse de él y recuperar la supremacía en la habitación de Andy.

8. Algunos secundarios sobran: En algunas películas de Disney hay personajes secundarios que parecen de relleno, ya que no aportan significativamente a la trama. Es el caso del cocodrilo de ‘La Princesa y el Sapo’, que solo toca su trompeta, o las gárgolas de ‘El Jorobado de Notre Dame’, simples espectadoras del drama. Pero otros llegan a hacer parte de la trama central, como la madre de Mérida, en ‘Valiente’, e incluso son más recordados que el protagonista por su encanto, como Dory en ‘Finding Nemo’.

9. La ideología es muy marcada en muchas películas:  Sin duda, el libro de Armand Matelart, ‘Leyendo al Pato Donald’, puede dar ejemplos del mensaje “los estadounidenses mandan”, en cada tira cómica. Lo mismo sucede con ‘Los Tres Caballeros’, o con las referencias americanizadas en ‘Aladín’ y ‘Hércules’. Pero algunas son realmente divertidas. El genio de Aladín no sería uno de los personajes más llamativos de la película sin estas, por ejemplo.

10. Algunas secuelas son malísimas: Sí, desmerecen a sus predecesoras. Es el caso de Aladín o Mulán, o incluso Pocahontas, donde se termina contando la historia de la indígena con John Rolfe (partiendo el corazón de miles de fans). Pero hay otras secuelas excelentes. Es el ejemplo de ‘Toy Story’, cuyas tres partes fueron muy bien recibidas por crítica y público. Otra excepción es la tercera parte de ‘La Cenicienta’, donde se cuenta la historia de la redención de una de las hermanastras.

11. El relato coral a veces se queda en tramas que no se desarrollan satisfactoriamente: De nuevo, se puede ver en historias secundarias de películas como ‘La Princesa y el Sapo’, donde solo la luciérnaga tiene un final interesante. Pero en otras, las cargas parecen repartirse. Es el caso de Mulán, donde esta necesita de sus amigos para salvar a China, y estos siguen siendo parte de su vida. Incluso tienen su propia historia.

12. Las mascotas parlantes son un fastidio: Pueden ser complacientes y rectas, como Flounder en ‘La Sirenita’, o ‘Pepito Grillo’, o verdaderas ‘divas’, como el Cangrejo Sebastián y Mushu. Pero otras tienen la suficiente personalidad como para destacar en sí mismas y ser el elemento cómico de la película. Esto sucede con Filóctetes, el temperamental entrenador de ‘Hércules’.

¿Cuál nos faltó?

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