* Analista internacional
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No hay una bola de cristal para saber qué trae el año entrante. Pero, a juzgar por el que termina, es posible hacer algunas proyecciones. El 2019 fue pésimo. Ciento sesenta y cinco millones de personas debieron ser socorridas por emergencias medioambientales, que van de la sequía a las inundaciones o tormentas catastróficas. Ya con una perspectiva nada optimista, los responsables de la Organización Naciones Unidas (ONU) habían anticipado unos 145 millones de damnificados para el año que concluye. Se quedaron cortos.
Mark Lowcock, secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios y coordinador del Socorro de Emergencia, estima que el 2020 podría ser peor aún. Entre los puntos más críticos destaca la situación siria, la crisis económica en Venezuela y África oriental, con unos países afectados por sequías y otros por inundaciones. Pero con una situación climática incierta, surgirán muchos imprevistos.
Los años más calurosos desde que hay registros son los últimos 19. Los cinco últimos han batido todos los récores de temperatura. Todo indica que la tendencia continuará con fuertes ondas de calor y eventos climáticos extremos en distintos puntos del planeta. Los que han sufrido sequías seguirán experimentando la ausencia de lluvias. En las regiones árticas seguirá derritiéndose el permafrost (permahielos), al igual que los glaciares. Las tormentas tropicales y huracanes seguirán golpeando las zonas de mares de aguas cálidas. En octubre de este año los océanos llegaron a su máxima cota desde 1993, cuando comenzaron las mediciones satelitales. Las temperaturas oceánicas han subido como nunca antes y la capa de hielo que cubre la Antártica occidental y Groenlandia adelgaza más rápido de lo previsto.
Los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (Picc) no tienen duda alguna. La causa son los gases de efecto invernadero. En los últimos tres millones de años jamás la atmósfera había contenido semejante concentración de gases, con el CO2 como el más importante de ellos. A lo largo de los últimos cuatro milenios las partes por millón (ppm), como se miden los gases en la atmósfera, nunca superaron las 280 ppm. Pero la quema de combustibles fósiles, con el carbón en primer lugar, y el petróleo elevaron en forma constante las ppm. Organizaciones ambientalistas fijaron como meta no pasar de las 350 ppm. Pero la línea roja fue cruzada con creces: en 2013 superaba las 400 ppm y este año fue quebrado el récor con 415,7 ppm.
Chile, a su vez, seguirá sufriendo los rigores del calentamiento global. Subirá el mercurio en los termómetros y la zona central verá agravada la escasez de agua. El panorama económico se avizora complejo, tanto en el mundo como en el país. En el ámbito social, en tanto, también son esperables altas temperaturas.
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