Opinión

Columna de Joel Poblete: Complejas travesías para dos

* Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista en Radio Cooperativa.

Casi una década después de su debut como cineasta en el documental «I’m still here», el actor Casey Affleck vuelve a incursionar en la dirección, en esta oportunidad desde la ficción, con «Luz de mi vida», estrenada mundialmente este año en el Festival de Berlín. Y este nuevo trabajo confirma que su talento no sólo pasa por lo interpretativo, sino además en la puesta en escena, porque sabe desarrollar con precisión y sensibilidad una historia post apocalíptica de dos personajes en permanente tránsito, como ya pasaba hace 10 años en «La carretera».

Áspera, sombría y desoladora, sin duda no es para todos los gustos, ya que por su ritmo y por los, a menudo, extensos diálogos, se puede hacer complicada para espectadores impacientes o inquietos; pero a cambio consigue desarrollar una convincente atmósfera y tensión, y en especial destaca por su bella e invernal fotografía y la intimidad, calidez y complicidad que se percibe entre Affleck y la pequeña Anna Pniowsky, cuyas interpretaciones transmiten una conmovedora credibilidad como padre e hija.

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Otra travesía para dos personajes es la que viven los protagonistas de «Al desierto», primera película del director y guionista argentino Ulises Rosell que se estrena comercialmente en Chile. Todo parte en un casino en Comodoro Rivadavia, y tras un prometedor comienzo, se desarrolla una particular mezcla de géneros fílmicos que transita entre el thriller, road movie, el drama sicológico e incluso el western. Si bien el resultado final no convence del todo y por momentos le falta más fuerza y resolución, los escenarios naturales en contraste con las vicisitudes de los dos protagonistas y la buena interpretación de Valentina Bassi y Jorge Sesán ayudan a que funcione la compleja relación que se genera entre ambos. Y al tratarse de una coproducción con Chile, también hay que destacar el aporte surgido de nuestro país, incluyendo a Gastón Salgado en un rol secundario, el sonido y especialmente la atmosférica banda sonora de Miranda y Tobar.

«Maléfica, dueña del mal»

Aunque en los años 90 ya hubo un par de primeras incursiones en este ámbito, en 2014 «Maléfica» fue una de las principales producciones de Disney que impulsaron su actual tendencia en adaptar sus clásicos animados en las llamadas versiones «live action», en este caso a partir de «La bella durmiente». El resultado no llegó demasiado lejos ni destacó mucho más allá de su artificiosa dirección de arte, y lamentablemente esta secuela, dirigida ahora por el noruego Joachim Rønning («Kon-Tiki», «Los piratas del Caribe: La venganza de Salazar»), tampoco aporta demasiado.

Otra vez se desperdicia a prestigiosas actrices nominadas al Oscar como las británicas Imelda Staunton y Lesley Manville, sino además a la gran Michelle Pfeiffer, que se merece mejores roles y películas. A pesar de su despliegue visual y aunque quizá podría entretener a espectadores que no vayan con demasiadas expectativas, esta innecesaria segunda parte es plana, reiterativa y monótona y se extiende inexplicablemente por casi dos horas.

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