Opinión

Introspección almodovariana

* Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista en Radio Cooperativa.

Elogiada sin reservas por los críticos, en especial cuando participó en la competencia oficial del Festival de Cannes y sonaba como candidata a la Palma de Oro -aunque finalmente obtuvo el premio al mejor actor para Antonio Banderas-, al fin llega a la cartelera la esperada nueva película de Almodóvar. Muchos ya la consideran uno de sus mejores trabajos, pero más allá de estas categorizaciones y rankings, lo que importa es que efectivamente es un trabajo maduro, tremendamente introspectivo y de innegables resonancias autobiográficas.

No es la primera vez ni tampoco será la última en que el realizador hispano aborde los tormentos internos -y en este caso además físicos- de un artista y creador, y en particular observando el mundo de un cineasta, pero pocas veces ha sido tan personal y directo en sus alusiones.

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Llena de guiños y ecos a su filmografía que sus admiradores sabrán reconocer, por su tono y personajes establece una acertada continuidad con su obra, incluyendo su más reciente trabajo anterior, la subvalorada «Julieta».

Con poco espacio para el humor -aunque tiene un par de momentos muy divertidos- y el habitual cuidado y detalle en los aspectos artísticos -el diseño de producción de Antxón Gómez con esos interiores típicamente almodovarianos, la sensible banda sonora de Alberto Iglesias y la bella fotografía del octogenario maestro José Luis Alcaine-, esta reflexión sobre el paso del tiempo y las oportunidades perdidas parece no tener un rumbo totalmente definido durante su primera hora, ya sea porque así refleja el estado anímico de su protagonista, o quizá por el proceso personal de Almodóvar al acostumbrarse a una nueva montajista, la experimentada Teresa Font, luego de haber trabajado desde sus inicios con el sólido José Salcedo, fallecido en 2017.

Pero en su segunda mitad, a través de los reencuentros y recuerdos y el excelente trabajo de su elenco -desde un acertado Banderas y quienes recién se incorporan al universo del director, como Leonardo Sbaraglia, hasta los que regresan luego de décadas, como la entrañable Julieta Serrano-, es inevitable que la emoción se abra camino y cale hondo en el espectador. Un hermoso, conmovedor y honesto trabajo.

«Toy Story 4»

Hace casi una década, «Toy Story» cerró su trilogía de manera notable, emocionando al público y la crítica e incluso siendo nominada al Oscar entre las mejores películas del año. El desenlace estaba sellado de manera tan convincente y conmovedora, que otra secuela parecía innecesaria e incluso arriesgada, y es por eso que más de alguien se enfrentará con algo de escepticismo a esta cuarta entrega, ópera prima de Josh Cooley. Pero cualquier duda es infundada: si bien no supera los logros de las tres anteriores, está bien hecha, entretiene, hace reír de buena gana y nuevamente despliega una elaborada animación; quizá a estas alturas no se siente demasiado original, pero está contada con eficacia, aprovecha bien el cariño, simpatía y nostalgia del público hacia los personajes e integra a la perfección a los que recién se integran.

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

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