- Comunicador multifacético, experto en marketing y redes sociales y emprendedor por naturaleza.
La protesta de los chicas y chicos de la Facultad de Artes y Urbanismo de la Universidad de Chile fue el tema del fin de semana. Un asunto que sin contexto parece un llanto infantil propio de niños privilegiados en un mundo con Coca-Cola todos los días y yogurt en el refrigerador. Nada más lejano: los estudiantes se están enfermando y sufriendo. La construcción de la “excelencia” los está matando.
Es tan relativo el debate de la exigencia. Cada uno es su contexto, su pasión, sus miedos y posibilidades. Decir que el otro «es flojo”, como se lee en redes, porque sufre, es muy despreciable. Yo creo que flojo es el que tiene privilegios y no se da cuenta.
Vivimos en una sociedad católica. Ese es el primer y más grande de nuestros problemas. Vemos el «sufrir» como un mérito cristológico y que tenemos que celebrar. Nos autocrucificamos. En lo personal, me pasaba hasta que me di cuenta que es una inmensa estupidez. Te compras el cuento del «esfuerzo» cuando, en realidad, eres una especie de objeto de exhibición para los otros, sin nunca revisar tus sentimientos.
A mí me apasiona mi trabajo. No lo veo como uno: me encanta. Me formé así. Vi a mi viejo trabajar mucho y a mi mamá trabajar por nosotros preocupada. Me formé con el afecto y el trabajo. Es parte de mi ADN. Es mi cabeza. Mi pasión. Pero no puedo exigirle a otros eso…
Porque al final no todos tienen ese escenario. Hay chicos que vienen de regiones, se rompen el tuje porque es su ÚNICA oportunidad y la pierden porque no hay condiciones. Hay otros que vienen con una predisposición genética a tener pena. Otros no. Somos como somos. Es contexto.
Todos tenemos miedo a decepcionar. Todos. Eso nos impide avanzar también. Porque encima en este país te matan si no se ve que lograste algo de alguna forma. A los que les va bien, se juntan con los que les va bien. Nos cohesiona la plata. Es muy triste y enferma a todos.
«Esfuérzate y lo lograrás». Francamente no es tan así, menos en un país donde el tablero está inclinado hacia un lado y culturalmente mucha gente tiene mente inquilina. Lo que sí, uno puede dentro de sus posibilidades abandonar la competencia y empezar a amar más y vivir mejor. Dejar de estar contra para estar por.
Creo que eso es lo único que nos desafia como seres humanos. Esa ensalada de químicos que somos es dificil de manejar, súper, mas no imposible. Pero para eso necesitamos salud mental y ahí, todo caro, no se logra. Nos volvemos locos. El país nos vuelve locos…
Y te lo digo yo que me toca leer los titulares. Es increíble la resiliencia de la gente. La admiro mucho. Entonces cuando veo que tres tristes tarados empiezan con el cuentito del «esfuérzate y cállate», bueno, mejor es que vengan los robots, porque si es por tener seres sin alma…
Al final, es respetar. Tanto a ti mismo como a los otros. Y creo que el problema pasa por eso: no respetan la condición humana los profes y muchos chicos tampoco se respetan a ellos mismos, ni sus papás a ellos. No dialogan, terminan solos. Y quemados. Una pena.
Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro