- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista en Radio Cooperativa
Próximo a cumplir 89 años, el veterano Clint Eastwood no deja de mantenerse activo, y a menos de un año de su anterior estreno, «15:17: Tren a París», lo tenemos de regreso en nuestra cartelera con su película número 37 en su trayectoria de casi medio siglo como realizador: «La mula», en la que al igual que en sus últimos trabajos vuelve a inspirarse en personajes e historias reales, en este caso un pacífico hombre de 90 años que por motivos económicos arriesgó su vida al aceptar transportar droga.
Desde hace una década, con «Gran Torino», que Eastwood no actuaba en una película en la que además dirigiera, y este nuevo largometraje guarda más de una similitud con ese elogiado título, partiendo por su anciano protagonista y su reflexión sobre el paso del tiempo y las nuevas oportunidades que surgen en la vida, temas que han recorrido algunos de sus mejores trabajos, como «Los imperdonables», «Los puentes de Madison», «Río místico» o «Million Dollar Baby».
Como ha pasado también con otros filmes suyos de los últimos años, en «La mula» tal vez no hay mucha profundidad sicológica o relieve en sus personajes, o no dejan de aparecer momentos predecibles o ciertos clichés y estereotipos. Pero el oficio narrativo, el ritmo fluido y el tono clásico de la puesta en escena ayudan a que todo esto quede en segundo plano, y que prevalezcan los elementos más sólidos y que permiten la conexión con el espectador: una historia que pudo ser un drama lacrimógeno y televisivo, acá cautiva al público con un tono sobrio y contenido, que luce acertados toques de suspenso y humor. Y cuando alcanza la emoción, se siente sincera y genuina, sin caer en excesos o manipulaciones, en buena medida gracias a las excelentes interpretaciones de su elenco, incluyendo a reconocidos actores como Bradley Cooper y la entrañable Dianne Wiest, y encabezados por un Eastwood conmovedor, tan recio como vulnerable en su vejez, y siempre tremendamente humano.
Esta producción ha sido recibida sin demasiado entusiasmo por la crítica en su país, a pesar de que perfectamente la podemos considerar como uno de los trabajos más logrados de su director en el último tiempo; y si llegara a ser su última película -aunque ojalá lo tengamos un buen tiempo más vigente-, es una hermosa, adecuada y emotiva despedida a su leyenda.
«Nacido para ser rey»
En estos días es difícil encontrar en la cartelera una película familiar o para niños que sea entretenida y funcione bien sin recurrir a bromas de doble sentido o demasiados guiños al público adulto y a la cultura popular, y ya por eso este estreno tiene innegable atractivo. Con su debut como cineasta, «Attack the Block» -que no tuvo estreno comercial por estos lados-, el comediante británico Joe Cornish causó sensación en 2011, y con este segundo filme, que trae a tiempos actuales la clásica leyenda del rey Arturo y la espada Excalibur, recupera el espíritu de producciones de aventuras infantiles y juveniles de los años 80, con una lograda cuota de ingenuidad, humor y encanto que incluye enseñanzas y valores que no se encuentran tan habitualmente en este tipo de largometrajes.
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