- Abogada y ex ministra de Transportes y Telecomunicaciones
Hace casi tres años ingresamos al Congreso Nacional el proyecto de ley para establecer las bases de una mejor convivencia de los distintos modos de transporte en que las personas nos desplazamos. Dicho proyecto incluía rebajar la velocidad de 60 a 50 km/hr. En marzo de este año fue aprobado, no así la rebaja de velocidad, la que debió ser reimpulsada a través de mociones presentadas por parlamentarios.
Muchos se preguntarán ¿por qué rebajar la velocidad? Y la respuesta es abrumadoramente contundente: porque el 30% de las personas que fallecen en accidentes de tránsito es por velocidad imprudente o pérdida de control del vehículo; porque los siniestros viales constituyen la principal causa de muerte externa de niños entre 1 y 14 años y la primera causa de muerte de jóvenes en nuestro país; porque con un impacto a 60 Km/Hr es prácticamente imposible que sobrevivas; y, porque en definitiva, esa rebaja de velocidad permitirá salvar a los menos 300 vidas en un año.
Este 4 de julio el Congreso aprobó finalmente la rebaja de velocidad, que era una deuda pendiente con todas esas organizaciones ciudadanas que trabajaron e impulsaron desde el primer día esta propuesta, que nos acompañaron durante todos estos años de tramitación y que lograron reimpulsarlo con el apoyo de los parlamentarios.
Esta es una ley ciudadana que duda cabe, como autoridad nos correspondió apoyarla, pero si tuviera que llevar un nombre sería el de todos esos ciclistas y peatones que trabajaron por ella y lo hacen activamente organizando iniciativas para concientizar y educar. Actividades que los invitó a conocer y compartir en familia como CicloRecreoVía o como la cicletada del primer martes de cada mes.
Mención especial en esta ley ciudadana, para las asociaciones de víctimas de accidentes de tránsito, a quienes siempre he admirado por su capacidad de reconstruirse desde el dolor de perder un familiar o amigo y hacer de la seguridad vial un objetivo de vida, para generar los cambios de conducta que son tan necesarios para movernos con respeto y seguridad.
Hay que seguir trabajando por hacer más seguros los modos para los más vulnerables, para esos ciclistas y peatones que muchas veces no eligen serlo, que es su única opción y que requieren que todos nos hagamos cargo de su transitar seguro. Lo que supone también, que como ciclistas y peatones, nos desplacemos con respeto y responsabilidad
El 2017 se registraron 1.483 personas fallecidas, un 11% menos que en 2016, siendo el número de personas fallecidas más bajo desde 1989. Esa baja significativa no fue casual, sino fruto del esfuerzo decidido por potenciar la seguridad vial y por la participación de la sociedad civil, esa misma que organizada y alzando la voz permitió concretar la rebaja de velocidad como una ley ciudadana que permitirá salvar vidas.
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