Opinión

Lo que está en juego en Venezuela

El gobierno venezolano sigue a la ofensiva: el Consejo Nacional Electoral anunció elecciones presidenciales para el 22 de abril. La decisión desconoce las demandas opositoras que exigen un plazo mayor y garantías como la liberación de dirigentes presos. Además piden de la revocación de una serie de medidas entre las que destaca la exclusión de los principales partidos opositores por no haber participado en las últimas elecciones. Así como están las cosas es improbable que la oposición pueda enfrentar al oficialismo.

Las divisiones en el campo opositor son profundas. Una corriente estima que es una pérdida de tiempo negociar con un gobierno, que a su juicio, no respeta incluso sus propias reglas del juego. Hay otro sector que estima, en cambio, que es un error abandonar el espacio político existente por estrecho que este sea. Con esta convicción ha participado en las fallidas negociaciones de Santo Domingo, en la República Dominicana. El gobierno dice que se logró un acuerdo, pero que un llamado telefónico desde Washington habría frenado la firma por parte de los opositores. .

Desde hace años Washington ha buscado terminar el experimento político reformista iniciado por Hugo Chávez . Es una pugna que ha tenido altos y bajos pero que no afectó en lo fundamental la capacidad operativa de Caracas. Ahora Estados Unidos, con el apoyo del Grupo de Lima, donde destaca la presencia de Argentina, Brasil, Canadá, Colombia y Chile, entre otros, busca frenar la reelección de Maduro. En este empeño cuenta con el respaldo de la Unión Europea. Con Francia y España a la cabeza de las posturas más duras.

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Desde la perspectiva opositora el macizo respaldo internacional debería ser una noticia alentadora. Pero, como es sabido, a menos que exista una intervención militar, es muy difícil cambiar la situación al interior de un país con la mera presión externa. El secretario de Estado, Rex Tillerson, en el curso de la reciente gira por México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica sondeó la posibilidad de aplicar sanciones drásticas a Caracas. Ellas considerarían un corte a la yugular de la economía venezolana: limitar las compras de crudo así como las ventas de productos de petróleo refinado El más entusiasta con esta opción es el presidente argentino Mauricio Macri.

El dilema de las sanciones petroleras es que afectaran al conjunto de los venezolanos. Ello puede empujar al gobierno de Maduro a una mayor radicalización. La aplicación del bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba resultó contraproducente. No consiguió el objetivo de tumbar al régimen. Por el contrario galvanizó al pueblo cubano tras el liderazgo de Fidel Castro. La Habana resistió el bloqueo y se volcó por entero al entonces Campo Socialista.

El deterioro de la situación económica de los venezolanos es manifiesta. Hay un desabastecimiento masivo y la inflación alcanzó, tan solo en enero de este año, al 84 por ciento. En estas condiciones es difícil que algún gobierno venza en elecciones libres y competitivas. Lo llamativo, sin embargo, es que la dirigencia del chavismo insiste en realizar elecciones. Ello no porque este preocupada por los resultados. Lo que está en juego es el bien más precioso al cual aspira todo poder: la legitimidad.

 

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