Vamos por el camino correcto

* Juan Enrique Guarachi

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Director Ejecutivo Belén Educa

En 2001, Belén Educa creó el colegio Cardenal Carlos Oviedo en Maipú, en un sector de nivel socioeconómico medio bajo y que comunmente figuraba en la “crónica roja” de los medios de comunicación.

Desde su creación, el colegio tuvo la convicción de que todos los niños pueden aprender y desarrolló un importante liderazgo directivo en los aprendizajes, con un fuerte acompañamiento docente. La evidencia más significativa es el alto índice de estudiantes que han egresado de 4º Medio, accedido a estudios superiores y que se han titulado. Sus resultados Simce y PSU han sido ascendentes y sobre la media nacional. Es un colegio que está en el camino correcto.

En el 2016, sin dudarlo, se acogió a la Ley de Inclusión: es gratuito y sin selección. Y ahora, según un reciente informe de la Universidad del Desarrollo, en el que se hace un sondeo entre los 100 mejores colegios particulares subvencionados, según el Simce 2016 de 2º Medio, el Cardenal Oviedo figura en los primeros lugares, con un promedio de 323 puntos.

De este ranking, el 79% de los colegios se acogió a la Ley de Inclusión. Corresponde a una muestra de más de 50 mil niños y jóvenes de sectores vulnerables y con resultados de excelencia, todos entre 309 y 335 puntos promedio en el Simce de 2º Medio. Vamos por el camino correcto: una sociedad que no excluye y que está dispuesta a invertir en sus estudiantes. Son 50 mil jóvenes de sectores de pobreza que ya cuentan, gracias a una educación de excelencia, con un alto nivel de autoestima, motivación y de expectativas.

Hoy, en medio del convulsionado ambiente político, existen conglomerados que presentan para el futuro “la pesada mochila que heredará el próximo gobierno”, representada particularmente en los “gastos” comprometidos en educación gratuita. Y continúan planteando que este va a ser un déficit estructural, sin vuelta atrás. Pero este país lleva siglos sin invertir en su gente. Y si queremos un país inclusivo, donde haya educación de calidad para todos, tenemos que invertir hasta el punto en que nos duela, invertir especialmente en los más pobres. Si hablamos de deuda, es con los miles de niños que no han recibido una buena educación. Este es el déficit que nos hace más daño, no sólo porque genera desigualdad y nos convierte en un país injusto, sino porque invisibilizamos la fuerza poderosa que podrían representar niños, jóvenes y adultos. Necesitamos invertir en el desarrollo y crecimiento de las personas.

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