Los carpinchos no son animales demasiado extraños, pero tampoco totalmente comunes: no es que salgas a la calle y te topes con uno de ellos, ni mucho menos con varios.
PUBLICIDAD
Excepto, por supuesto, si vives en cierta zona residencial de Buenos Aires, en donde estos particulares animales han aparecido por montones, en algo que algunas personas definen como una “invasión”.
Así es como los carpinchos, también llamados capibaras o chigüires, se han vuelto protagonistas de las noticias, en Argentina, pero también en el resto del mundo.
El hecho de que estén ahí, puede sorprender a los habitantes de Nordelta -una zona residencial exclusiva en los alrededores de Buenos Aires-, pero no sorprende a los biólogos: pues sin duda esa zona era un hábitat natural de los carpinchos.
Así que si alguien se pudiera quejar, serían ellos: los humanos fueron los que invadieron su territorio.
Esto nos muestra que las personas de Nordelta, saben muy poco de sus vecinos forzados. Pero quizá no son las únicas que los desconocen.
Los carpinchos son los roedores más grandes que existen
Si han visto una foto de un carpincho, podrán notar esos dientecitos que se asoman en su hocico, muy parecidos a los de ratas, ratones y ardillas.
PUBLICIDAD
Eso es así porque forman parte de la orden Rodentia, la de los roedores, que agrupa a más de 2000 especies conocidas, que comparten esos dientes incisivos afilados, que les sirven para roer.
Aunque hay otros roedores grandes, como los castores, los carpinchos son aún más grandes: pueden llegar a medir hasta 130 cm de largo y pesar 65 kilogramos.
Los carpinchos nadan muy bien
Estos animales, al igual que los castores, son roedores semiacuáticos: es decir que están adaptados para vivir y desplazarse en el agua, aunque también pasan mucho tiempo fuera de ella.
En el agua no solamente nadan con mucha facilidad sino que pueden bucear y estar varios minutos bajo la superficie, en donde a veces se esconden para evitar el peligro.
Son animales vespertinos
No es que los carpinchos sean totalmente nocturnos, pero sí tienen mayor actividad a partir del crepúsculo.
Eso fue algo que el propio Charles Darwin, observó y describió cuando conoció a los capibaras, en su expedición por Sudamérica en el barco Beagle,entre 1831-1836:
<em>“Durante el día están tendidos entre las plantas acuáticas o van tranquilamente a pacer la hierba de la llanura. Vistos desde cierta distancia, su paso y su color les hace parecerse a los cerdos; pero cuando están sentados, vigilando con atención todo lo que pasa, vuelven a adquirir el aspecto de sus congéneres los cuyos y los conejos”.</em>
Su alimentación es un poco extraña
Los dientes de los roedores nunca dejan de crecer, pero ellos los “rebajan”, justamente al roer su comida, madera, pasto, cáscaras de frutas, entre muchas otras cosas.
Por eso a los carpinchos se les puede ver comiendo plantas de todo tipo: su alimentación es completamente herbívora. Con una pequeña excepción, también comen sus propias heces.
Pero esa costumbre repulsiva tiene una explicación: las bacterias que hay en ellas les ayudan a digerir mejor su comida. Así que esto es un proceso de doble digestión que a veces necesitan, dependiendo del tipo de plantas que coman.
Les gusta estar acompañados
Las fotos de las “invasiones” de los carpinchos argentinos nos muestran decenas de ellos echados por aquí y por allá en los prados de las zonas residenciales, porque en general así viven ellos, muy acompañados.
Aunque pueden estar en grupos pequeños: como una familia con un par de adultos y sus crías, también son muy gregarios y pueden estar en conjuntos de hasta 40 individuos.
En general son muy apacibles y tampoco les asusta la presencia de los seres humanos. Así que quizá a nosotros tampoco nos debería sorprender ni asustar su coexistencia, como sea también son habitantes de este planeta.