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El covid juega sucio en Tokio: más de 120 casos y suspenden debut del vóleibol

Casos de covid-19 aumentan en los Juegos Olímpicos de Tokio e incluso el estreno del vóleibol se suspendió debido al contagio de jugadoras checas.

(Petros Giannakouris/AP)

Los organizadores de los Juegos de Tokio dijeron que el total de positivos por COVID-19 relacionados con la cita olímpica es de 127, tras sumar a un deportista más al conteo.

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El positivo del ciclista alemán Simon Geschke se anunció el viernes, un día antes de la carrera masculina de ciclismo en ruta. Esta es una de las pruebas emblemáticas del primer día completo de competición de los Juegos de verano.

Los deportistas representan 14 de los 127 casos detectados en el ámbito olímpico en Japón desde el 1 de julio. Entre los nuevos contagios confirmados hay 14 contratistas de los Juegos que viven en Japón.

Responsables de la delegación holandesa anunciaron el sábado que el remero Finn Florijn dio positivo al coronavirus y no competirá en Tokio. Otros dos deportistas holandeses habían arrojado positivo antes. El de Florijn no se reflejará en el conteo oficial hasta el domingo.

El torneo de voleibol de playa en los Juegos Olímpicos no pudo reflejar más claramente las vicisitudes de la era del coronavirus.

Vóleibol perdió contra el covid en Juegos de Tokio

El primer partido del calendario en las justas demoradas por un año se canceló el sábado por la mañana, luego que una jugadora checa dio positivo de COVID-19.

Marketa Slukova, la jugadora que se infectó esta semana, quedó fuera del certamen, lo mismo que su compañera Barbora Hermannova.

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La sede de este deporte en el Parke Shiokeze, vacía ya por la prohibición de público en estos Juegos, lució todavía más triste cuando se anunció la cancelación del partido que debía comenzar a las 9 de la mañana.

El único sonido perceptible provenía de los árboles cercanos, donde se posan unas cigarras notablemente ruidosas.

Una hora más tarde, cuando el campeón olímpico vigente Alison llegó a la cancha de arena, señaló hacia el graderío desierto, como si hubiera ahí espectadores. Tal vez los imaginó y quería que lo ovacionaran.

“Las sensaciones fueron diferentes”, dijo el brasileño de 2,03 metros de estatura, quien se coronó como local en Río de Janeiro. “La situación es muy diferente en el mundo. Pero me alegra de que esto haya llegado finalmente”.

En un deporte que se enorgullece de transmitir un ambiente parecido al de una fiesta en la playa, la sede frente a la Bahía de Tokio palideció frente a sus antecesoras.

Hace cinco años, la samba resonó en Copacabana. Y hace nueve, la música del programa del comediante Benny Hill divirtió a los espectadores en Londres.

Ahora, se tocó rock en los altavoces, y un locutor hacía referencia a cada jugada del encuentro. Pero los únicos aplausos provinieron de una media docena de recogebolas, cuando se presentó a los equipos.

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