“La Chica del Crillón” es una novela clásica de la literatura chilena escrita por Joaquín Edwards Bello en 1935 y se le considera un retrato fidedigno de la sociedad imperante en esa época.
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Para los críticos literarios, era la expresión del mundo clasista de los grupos dominantes chilenos en la primera mitad del siglo XX.
En 1932, la familia Cousiño convierte en el lujoso Crillón el edificio de cinco pisos de Ahumada y Agustinas. Emulando a los grandes hoteles parisinos, se alhajó con mármoles, finas alfombras, lámparas de cristal, pesados cortinajes, esculturas y muebles de caoba traídos de Europa. Allí se alojaron Dwight Eisenhower, Cantinflas y Clark Gable, entre tantas personalidades.
“Para el caso diré que me llamo Teresa Iturrigorriaga, y será la única mentira de mi narración. Uso un apellido vinoso y sin vino, es decir: soy aristócrata y sin plata”, relata un párrafo de la novela.
Ya en una época tan lejana el cine estaba al acecho de las nuevas obras literarias. El 22 de julio de 1941 se estrenó la película con el guión y la dirección de Jorge Délano. Y como protagonistas tenía a Beverle Bush, Poncho Merlet y Elena Puelma, entre otros actores.
A pesar de que Délano intentó homenajear al escritor con la cinta, Edwards Bello nunca la aceptó e, incluso, se negó a verla.
El Crillón, del papel a la pantalla
Según reseña Memoria Chilena, la película de Délano se mantuvo apegada a la historia narrada en la novela, reflejando la sociedad de la década del 30.
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La crítica destacó los aciertos en la atmósfera del film, que rescató el sabor local, lo cual lo dotó de un carácter documental.
Jorge Délano era un talentoso artista que devino en cineasta luego de descollar como dibujante en El Peneca, Diario Ilustrado, La Nación y Topaze –donde se identificaba como Coke-, especialmente por su creación del popular personaje Juan Verdejo.
En 1925 inició su carrera de director con “Juro no volver a amar” y en 1929 viaja a California para estudiar las técnicas del cine sonoro con una beca del gobierno. De vuelta en Chile filmó «La calle de ensueño», pero la mala situación económica lo hizo priorizar el proyecto de la revista Topaze. En 1999 se hizo un remake de la cinta, protagonizada por Tamara Acosta: 58 años después renacía en la pantalla la icónica “Chica del Crillón” de Edwards Bello.