Poco personajes de ficción retratan tan auténticamente la idiosincracia del chileno, con todas sus virtudes y defectos, como el genial Condorito.
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Si a sus 72 años se le pudiera humanizar, el popular «pajarraco» hoy estaría en cuarentena en Pelotillehue, haciendo fila para postular a su 10% de pensiones o sería constituyente por Cumpeo.
El mayor dolor del tradicional personaje se produjo el 14 de julio de 2000.
Ese día fue cuando, junto a Yayita, Coné, Don Chuma, Washington y otros amigos, lloraron la muerte de su padre creativo, René Ríos Boettiger, conocido mundialmente como Pepo.
El artista dio vida a Condorito en 1949, pero varios años antes recibió la inspiración para plasmar su identidad en el papel. Lo ideó tras ver las películas de Walt Disney, Saludos Amigos y Los tres Caballeros, (1943).
Allí se caracterizaba a los países latinoamericanos con diferentes caricaturas. Y para Chile, Disney creó a Pedrito, un avión correo que cruzaba quejoso la Cordillera de los Andes para llegar a Argentina.
Pepo se rebeló contra eso, porque “pensé en nuestro escudo, en el huemul y el cóndor, que entre las dos figuras estaba mucho más cerca de lo que nosotros somos».
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«Por eso lo hice bajar de la cordillera, le calcé ojotas y sombrero de huaso, le hice vivir en el mundo de los humanos”, pensó Pepo, según transcribe Memoria Nacional.
La vida en el mundo de Pepo y Condorito
Hacia 1949, en los años en que la migración rural chocaba con la realidad urbana, Condorito se convirtió en la representación gráfica del campesino pícaro y bromista que intenta sortear los reveses de la vida citadina a punta de ingenio.
De allí la vestimenta del primer Condorito: manta de huaso, ojotas y cigarro encendido.
La primera tira apareció en el semanario Okey, del 6 de agosto de 1949.
Allí fue creciendo hasta 1955, cuando debutó en su revista con su imagen actual.
El notable dibujante llevó a Condorito a la fama mundial a la par de Quino conMafalda. En su vida consagró su creatividad en las revistas Topaze, Sacapica, Pichanga, Pobre Diablo, Viborita, Can Can y El Pingüino. Sin embargo, ninguno lo honró tanto como su entrañable Condorito…