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Los animales experimentan diferentes emociones, al igual que los humanos

Un reciente estudio arroja resultados sorprendentes sobre las emociones que pueden experimentar los animales. Metro investiga el tema.

Los científicos que estudian el comportamiento de los animales rara vez observan las emociones de estas criaturas. Sin embargo, una nueva investigación llevada a cabo por investigadores de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Queen’s de Belfast (Irlanda) ha conseguido arrojar luz sobre esta cuestión.

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«Los investigadores del comportamiento animal no suelen tener en cuenta las emociones de los animales en su trabajo. Sin embargo, los resultados de este estudio demuestran que tal vez sea necesario tenerlo en cuenta, ya que el papel de las emociones de los animales es crucial en relación con la comprensión de su comportamiento posterior», afirmó el Dr. Gareth Arnott, profesor titular de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Queen’s de Belfast y coautor del trabajo.

Publicada en la revista Proceedings Of The Royal Society B, la investigación destaca que los animales registran diferentes respuestas emocionales tras el «resultado de una competición con otro animal» (por ejemplo, cuando luchan por la comida o para reproducirse).


«Los animales que ganaron una competencia experimentaron un estado de ánimo más positivo y esperaban menos depredadores en su entorno. Del mismo modo, los animales que perdieron un concurso experimentaron emociones negativas y participaron en menos competencias futuras. Estos efectos de arrastre pueden conducir a un comportamiento inadaptado», explicó Andrew Crump, investigador postdoctoral de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Queen’s de Belfast y autor principal de la investigación.

Los investigadores también destacaron que es importante estudiar las emociones de los animales para garantizar su bienestar y mejorar su estado de ánimo.

«Entender estas emociones también tiene beneficios prácticos para el futuro del bienestar animal. Un bienestar requiere que los animales tengan pocas emociones negativas y muchas oportunidades de vivir experiencias positivas», concluyó Arnott.

Metro habló con Andrew Crump para saber más.

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ENTREVISTA

Andrew Crump
investigador postdoctoral de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Queen’s de Belfast (Irlanda)

P: ¿Por qué decidieron estudiar las emociones que experimentan los animales?
– Los científicos que estudian el comportamiento de los animales rara vez tienen en cuenta las emociones. Pero nosotros sostenemos que las emociones de los animales impulsan su comportamiento. Entender las emociones de los animales tiene ventajas prácticas para la farmacología (por ejemplo, utilizar animales para probar nuevos antidepresivos y ansiolíticos) y el bienestar animal (bienestar = muchas emociones positivas y pocas negativas).
En nuestro artículo, utilizamos las competencias como ejemplo de comportamiento emocional. ¿Por qué los concursos? La supervivencia de los animales y la transmisión de sus genes depende del acceso a los recursos, desde el territorio hasta la comida o las parejas. Como disputas por los recursos, las competencias son fundamentales para el éxito evolutivo. El comportamiento competitivo es también universal. Desde los osos hormigueros hasta las anémonas luchan de una forma u otra.

P: Entonces, ¿los resultados de las competencias afectan a las emociones de los animales?
– Creemos que sí. En los seres humanos, las emociones afectan a nuestro comportamiento y a nuestra cognición (cómo reunimos y procesamos la información). Las competencias tienen efectos similares en los animales. Por ejemplo, las ratas que pierden repetidamente competencias valoran menos las recompensas, un síntoma de depresión en los humanos. Los monos expuestos a compañeros de grupo agresivos prestan más atención a las amenazas potenciales, un síntoma de ansiedad en los humanos. Aunque los investigadores del comportamiento animal rara vez atribuyen estos efectos a las emociones, el parecido con las emociones humanas es asombroso.

P: ¿Qué ocurre cuando un animal gana o pierde una competencia?
– Las competencias determinan el acceso a recursos valiosos. Así, cuando un animal gana, obtiene el recurso (o, si es un defensor, se queda con él). En nuestro trabajo, argumentamos que ganar (o conservar) el recurso induce emociones positivas, y la posibilidad de experimentar estas emociones motiva a los animales a luchar en primer lugar. Por el contrario, si no se gana (o se pierde) el recurso, se producen emociones negativas. Cuando los perdedores se encuentran con posteriores oportunidades de competición, esta experiencia previa de emociones negativas hace que se retiren o se replieguen.
También proponemos que los acontecimientos emocionales, como las competencias, pueden influir en comportamientos no relacionados. Los seres humanos, por ejemplo, valoran más su satisfacción vital general en los días soleados que en los lluviosos. Destacamos cómo las emociones de los animales también influyen en la cognición y el comportamiento no relacionados. Por ejemplo, si los animales experimentan más emociones positivas por haber ganado una competencia, quizá también esperen que haya menos depredadores en su entorno. En estas circunstancias, cuando la base emocional de una decisión no está relacionada con la decisión en sí, predecimos una toma de decisiones desadaptativa.

Tres emociones detectadas en algunos animales

Consuelo
Investigadores de la conservación de la vida salvaje y de la biología de los zoológicos han descubierto que los elefantes muestran un comportamiento reconfortante cuando otros elefantes están angustiados, utilizando vocalizaciones y gestos tranquilizadores con la trompa.

Tristeza
Los investigadores han descubierto que los delfines viven en grupos familiares y forman fuertes vínculos, por lo que lloran la muerte de sus amigos y familiares.

Empatía
Los chimpancés tienen inteligencia emocional, ya que muestran empatía. En un experimento llevado a cabo por el Centro Nacional de Investigación de Primates de Yerkes (Georgia, EE.UU.), se dio a dos chimpancés separados por una valla de malla la opción de compartir la comida con el otro chimpancé o conseguirla sólo para ellos. Más de la mitad de las veces, ambos chimpancés actuaron de forma altruista.

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