¿Me irá a gustar mi elección? ¿será la decisión correcta? ¿será mejor optar por algo que me guste o me genere ingresos? Frente a estas dudas, la académica del Magíster en Psicología Educacional de la Universidad Mayor Carolina Moreno explica que tener al menos una idea de lo que se quiere estudiar ayuda a bajar la ansiedad y también a no tomar decisiones apresuradas.
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“La elección de una carrera es un proceso que comenzó hace años, por lo que muchos jóvenes se enfrentan a este momento con un bagaje de información o idea de hacia dónde ir, qué estudiar y cuáles son sus proyecciones. Por lo tanto, tienen que focalizarse en eso, en confiar en el proceso hecho y en el autoconocimiento de las habilidades y preferencias, esto les mostrará el camino hacia la elección más acertada”, dice.
En cambio, cuando no hay una decisión tomada, la sicóloga y académica de la U. Mayor Dominique Karahanian aconseja analizar todos los factores posibles. “Hay que considerar en qué me siento bueno, qué es lo que me gusta y si efectivamente podré ejercer esa carrera cuando me titule. Pero, es fundamental que me guste lo que voy a estudiar y tener una idea concreta de lo que realmente es”.
Definir al menos un área de interés: Si no existe una decisión previa sobre qué carrera elegir, entonces es bueno definir al menos un área de interés, independiente de los resultados de la PDT. Esto ayuda a acortar las posibles alternativas y sirve para ver las opciones que existen.
Poner atención a mis habilidades. En el caso que no haya un área de interés definida, fíjate en qué te gusta hacer, es decir cuáles son tus habilidades, por ejemplo, analizar si soy bueno escuchando o si soy una persona histriónica, si se me da fácil la concentración en tareas, si soy meticuloso, entre otras cosas.
Indagar en terreno. Habla con un estudiante o un profesional titulado de la o las carrera(s) que quieres estudiar, así podrás tener una visión panorámica desde adentro y acorde a la realidad de la profesión. Recopila la mayor cantidad de información posible y no te quedes sólo con las mallas académicas, visita facultades y lugares de trabajo. También, revisa las redes sociales de las carreras, pues es un buen punto de partida para tener una idea respecto al futuro.
¿Qué camino tomar? No te angusties pensando que esto es una decisión de por vida. Una de las preguntas más importantes que debes hacerte es, ¿cuál de estas carreras es la que me podría hacer más feliz y me completaría como persona?
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Un consejo para los padres. En muchas familias la opinión de los padres tiene un peso considerable. Sin embargo, es preciso recalcar que la decisión recae en los estudiantes, pues es su proceso. El rol de los adultos es brindar contención y seguridad emocional para que los jóvenes tomen la mejor decisión, pero también entregar la confianza por si es necesario cambiar en el camino, con la seguridad de que no va a decepcionar a su entorno.
¿Y si me equivoco? No pasa nada, acumularás experiencia y aprendizaje y, cuando llegue tu momento, sabrás elegir.