Los antimicrobianos son fundamentales para combatir enfermedades en personas, animales y plantas. Entre los antimicrobianos se encuentran medicamentos para tratar infecciones por bacterias, virus, hongos y parásitos. Algunos ejemplos de medicamentos son los antibióticos como amoxicilina y azitromicina, antivirales como aciclovir, antimicóticos como fluconazol y clotrimazol y antiparasitarios como albendazol.
Es importante tener claro que para que un antibiótico sirva para tratar una enfermedad, depende de que el medicamento sea capaz de ejercer algún efecto sobre el microorganismo que está provocando dicha patología. El problema es que, si los medicamentos antimicrobianos se usan de manera irracional, los microorganismos pueden aprender a defenderse y generar resistencias que pueden ser reales problemas de salud pública y poner en peligro a personas, animales y plantas.
Actualmente, la resistencia antimicrobiana es una preocupación a nivel mundial. Mientras la velocidad de formación de microorganismos multirresistentes aumenta, la capacidad de creación de nuevos medicamentos antimicrobianos es menor. Lo anterior, significa que mientras en el mundo aparecen más microorganismos que aprendieron a defenderse, nos estamos quedando con menos armas para poder atacarlos.
En Chile, existen diversas estrategias contra la resistencia a los antibióticos como las regulaciones en el uso en personas y animales además de ciertas acciones en los centros de salud para evitar la formación de microrganismos multirresistentes. Sin embargo, todos podemos aportar para promover el uso racional de antimicrobianos. Aquí van algunos consejos de César Padilla, Jefe de la Unidad de Gestión de Medicamentos del Servicio de Salud Metropolitano Occidente:
- Nunca te automediques con antimicrobianos: No todas las enfermedades requieren de su uso. Por ejemplo, muchos resfríos son causados por virus, por lo que no es necesario utilizar antibióticos.
- No tomes medicamentos prescritos a otra persona: La decisión de utilizar antimicrobianos debe ser realizada por un profesional de la salud, habilitado legalmente para recetar fármacos y con los conocimientos necesarios para seleccionar el medicamento adecuado y en las dosis correctas, según el tipo de enfermedad.
- Evita presionar al médico para que te prescriba antimicrobianos: No insistas en pedir una receta para tomar medicamentos ya que si no te la dieron es porque no la necesitas.
- Sigue al pie de la letra las instrucciones del profesional de la salud: Es de mucha importancia utilizar los medicamentos según la indicación clínica. Si utilizas dosis diferentes o si el tiempo de tratamiento no es el adecuado, estarás promoviendo la formación de microorganismos resistentes.
- Comparte esta información con otras personas: Mientras más gente sepa y tome conciencia de este problema a nivel mundial, más probabilidades tenemos de mejorar la situación.
Ante cualquier duda, siempre pide asesoría a un químico farmacéutico o un médico. Y recuerda, debemos estar unidos para preservar los antimicrobianos.