Las cifras son claras y revelan las brechas discriminatorias en contra de las mujeres en el ámbito laboral. Pero un estudio reveló cómo son perjudicadas solo por el hecho de ser madres.
PUBLICIDAD
“Mujeres en busca de flexibilidad: maternidad e informalidad laboral”, es el informe realizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Plata de Argentina y que puso el ojo particularmente en Chile, porque es “un país en desarrollo de la Ocde, que tiene un sector informal relativamente grande”, subraya el documento, el que da cuenta de llamativos datos.
Analizando un periodo comprendido entre 2002 y 2016, el reporte indica el mayor impacto negativo que genera en las trabajadoras cuando tienen su primer hijo, lo que no sucede al mismo nivel que con los hombres.
De esta manera, un año después del nacimiento, las chilenas participan 17% menos en el mercado laboral, cae un 20% su probabilidad de estar empleadas, el trabajo a tiempo parcial aumenta en un 40%, el salario se contrae un 15% y los ingresos laborales caen un 30%. Para peor, la investigación da cuenta que estos efectos pueden permanecer relativamente estables hasta diez años después.
“Algo particular que encontramos en Chile, una característica que está presente en toda América Latina, es que hay un alto grado de informalidad laboral en la economía”, explica a Publimetro Inés Berniell, docente e investigadora de la Universidad de la Plata.
Añade que, comparada con países desarrollados, la situación de nuestro país es mejor que la de EEUU, pero está lejos de los países nórdicos que lideran en esta materia. Y apunta a que tiene que precisamente con esta característica del mundo del trabajo chileno. De hecho, el reporte señala que en América Latina las tasas de informalidad laboral de las mujeres son 20% superiores a las de los hombres y si miramos la realidad local, según el último reporte de empleo del INE, la tasa de empleo informal en ellas es de 31,9%, mientras que la de ellos es de 29,4%.
“Un mercado informal en la economía chilena que lo que hace es que las mujeres cuando tienen hijos, en vez de ser excluidas del mercado laboral, hacen una transición del mercado formal hacia los mercados informales”, explica Berniell.
PUBLICIDAD
Informalidad por flexibilidad
Junto con leyes y políticas laborales que no acompañan, las especialistas expresan que los antecedentes dan cuenta que las mujeres que son madres no vuelven al mercado formal, porque este no les entrega el tiempo que necesitan en su nuevo rol, precisamente, porque no se avanza en esas materias.
“Esto es en parte una hipótesis, pero creemos que hay bastante evidencia que nos puede ayudar a defenderla que por qué creemos que el mercado informal está funcionando como una transición: porque gran parte de las trabajadoras informales son autoempleadas y el autoempleo se caracteriza justamente por permitir una flexibilidad en las jornadas laborales en los horarios de trabajo que facilitaría a las mujeres acomodar estas dos dimensiones de su rol laboral y doméstico”, dice Mariana Marchionni, también docente e investigadora de dicha casa de estudios trasandina.
¿El problema? Que se generan esas cifras negativas, porque el empleo informal “tiene un montón de problemas de consecuencias malas para las mujeres a futuro en su trayectoria laboral, en su capacidad de generar ingresos, de ascender, etc”, añade.