«Sabe qué señora, su nieto falleció, su hijo falleció”. Con esta frase llegó la Policía de Investigaciones al hogar que Mauricio Fredes compartía con su abuela, Sara Soto, en la población Magdalena 2, comuna de La Pintana.
Marisol Fredes, madre biológica de “El Lambi” no supo hasta tarde que su hijo había muerto. Su hermano, Luis Cordero, le envió un mensaje pero no lo pudo leer porque “para variar, no tenía internet”. Sara, madre de Marisol y también madre de crianza de Mauricio, “se quería morir”.
Las nueve palabras lapidaron a la pequeña familia que ya no es tan pequeña. Ahora se ve rodeada de cientos de personas que ambos días de velorio se han hecho presentes ya sea con coronas de flores o ayudando en la olla común que ayer llevó porotos a la mesa instalada en el pasaje Santa Elvira.
“Son todos conocidos, se miran como hermanos”, dice Sara que lejos de estar molesta con tanta gente, agradece visitas como la que el domingo les hizo la cantautora Anita Tijoux. En el ambiente hay tranquilidad. “Podría haber sido un manifestante como tú, como yo. Podría haber sido cualquiera”, dice firmemente Marisol.
Mauricio era el único del núcleo familiar que iba constantemente a marchas. Ahora sin él, Marisol asegura que participaría pero su salud no la deja. “Yo iría pero tengo mi pierna mala, por eso no voy, sino iría y pasaría todos los días después del trabajo”, cuenta calmada su madre. “Nosotros estamos luchando por algo que nos corresponde más que nada a nosotros los pobres”, asegura también diciendo que “los ricos están ni ahí”.
Mauricio “El Lambi”
Los 33 años que Mauricio estuvo vivo los pasó con Sara. Marisol lo tuvo cuando ella era muy joven y «mi mami se encargó de él toda la vida, vivían los dos solos”. Por ello es que al consultarle cómo era en su día a día, ella miró a su madre y preguntó: “¿Cómo era al Mauri, mami?”.
“El Mauri no era malo, no era atrevido, con nadie. Mi hijo es sano. Un cabro de casa, de barrio, de población”, respondió Sara. El trabajador de la construcción además era “muy amigo de sus amigos, pero reservado. No comentaba sus cosas. Costaba mucho darse con él, con mi mami a veces lo hacía».
No era de primera línea ni de ningún partido político, aclara su madre, pero sí iba constantemente con sus amigos de infancia. Con ellos mismos fue a marchar el fatídico viernes.
«Se estaban manifestando bien pero empezó el guanaco con su show de tirar el agua entonces salieron arrancando. Uno se fue por aquí, otro se fue por allá pero sabían donde juntarse después y en eso que arranca el Mauri cae al hoyo. Ahí trataron de ayudarlo pero no se pudo».
Responsabilidades
La PDI no habría sido la única institución sin tino para tratar la situación. La familia denuncia que el Servicio Médico Legal “no lo querían dejar sacar. Por gestiones que mi hermano habló y se movió y todos los que fueron a apoyar ayer y ahí autorizaron que saliera pero tampoco nos entregaron el papel porque mi hermano fue hoy a buscarlo”, cuenta la madre. Ese papel es el certificado de defunción, que fue filtrado a los medios antes que a los Fredes. Mauricio habría fallecido por inmersión, es decir, se ahogó en el hoyo de 1.80 metros de profundidad que para Vanesa Gaete, cercana a la familia, “nunca debería haber estado abierto”.
“La gente igual no sabe que las tuberías de electricidad están por abajo y no están por el cielo como por acá. En una población no los vemos por el suelo, los vemos colgar los cables, no como allá en la Alameda”, explica Vanessa, que enfatiza en que “de Providencia para arriba las tapas son de otra manera, son sellada con llave y no se pueden sacar si no está la llave que tiene que ser, entonces ahí se nota nuestra desigualdad porque si de Plaza Italia para abajo hubieran de las mismas Mauri no estaría muerto y seguiría luchando por lo que él hoy día él estaba luchando”.
Tras una larga espera y discusiones a las 15:00 del domingo recién, entre centenares de manifestantes, pudieron retirar el cuerpo del joven. Los funeral se realizarán en el cementerio Lo Prado de La Florida a las 12:00 de este año nuevo.