Reconocido como una de las voces poéticas más destacadas de Latinoamérica, Raúl Zurita tuvo hace pocos días un paso fugaz por Buenos Aires. Invitado por la cátedra de Poesía Universal de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y la editorial Audisea, Zurita fue aplaudido por académicos y estudiantes tras la lectura de sus poemas, en el marco de la presentación del recientemente publicado Cuadernos de guerra.
PUBLICIDAD
En ese contexto y efervescencia, el poeta habló de literatura, historia y contingencia chilena, donde el estallido social ya desborda su primer mes de descontento popular. Raúl Zurita afirmó que «si alguien se hubiese tomado el tiempo de leer lo que escribían los jóvenes poetas chilenos del 90 y 2000 como Héctor Hernández Montecinos, Pablo Paredes, Diego Ramírez, Paula Ilabaca, Felipe Ruiz o Germán Carrasco; si alguien hubiera leído en ese entonces Comisión liquidadora de los extraordinarios José Ángel Cuevas o Bobby Sands de Carmen Berenguer, todo esto estaba absolutamente anunciado. Pero vivimos en una locura en que la poesía carga con la maldición de Casandra, esa hechicera antigua que sabía absolutamente todo lo que iba a pasar, pero nadie la escucha».
Asimismo, el Premio Nacional 2000 y autor de Purgatorio, Anteparaíso y La vida nueva, entre otras obras, expresó a Página12 de Buenos Aires que «mientras el poder no comprenda que lo que vimos fue una explosión maravillosa de lucha y esperanza, pero también una demoledora advertencia y no cumple con las grandes demandas que la sociedad a gritos exige, la próxima manifestación puede ser que ya ni siquiera quede algo para remediar. Son demasiadas las tensiones que se están acumulando, y no sólo en Chile, y lo que finalmente está en juego es la supervivencia de nuestra especie. Lo único que puede salvarnos es una revolución en el sentido más nuevo y hondo que tiene esa palabra. El que sea una revolución pacífica o una revolución apocalíptica es algo que se está decidiendo ahora».