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Encendedores y bolígrafos desechables: los artículos de uso masivo que no se reciclan en Chile y tienen una sencilla solución ecológica

Al tener varios componentes, estos objetos difícilmente se reciclan. Expertos en medio ambiente llaman a utilizar lápices y encendedores recargables, o fósforos.

(Sean Gallup/Getty Images)

Una persona saca el cigarro de su cajetilla, toma la caja de fósforos que guarda sagradamente en el bolsillo de su camisa, y lo enciende. En otro lugar, un estudiante está tomando apuntes cuando se acaba la tinta de su lápiz, enseguida saca los repuestos de tinta en su mochila, los cambia y listo: el bolígrafo está funcionando otra vez.

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Esos dos escenarios rara vez ocurren en Chile. Para la mayoría la población, hay soluciones más simples y rápidas: los encendedores y lápices desechables. Si bien la discusión ha rondado en bolsas y botellas plásticas, y las bombillas, expertos advierten del uso de objetos como el encendedor y el bolígrafo. ¿La razón? además de ser tan o más cotidianos que las bolsas, en el país difícilmente pueden reciclarse.

Jadille Mussa, académica de la U. Central y experta en medio ambiente, señala que «en Chile tenemos un reciclaje súper incipiente. Recién hace dos años, desde que se aprobó la ley Rep, están habiendo más empresas que lo hacen. Pero de momento los materiales que se recuperan son los más fáciles de reciclar: los plásticos pet».

Lo que complica a la hora de reutilizar, dice la experta, es que los objetos tengan más de un material. El encendedor tiene varias piezas metálicas, plásticos de distinta densidad y combustible (butano). Para reutilizarlo, hay que separar todas sus partes, y lavarlo en profundidad para eliminar los retazos del líquido tóxico. Lo mismo con el lápiz, entre la tapa, la punta metálica, el cuerpo y la tripa de tinta -que no se recicla de ninguna manera-.

José Miguel Arriaza, director de Ingeniería en Energía y Sustentabilidad Ambiental de la U. San Sebastián, afirma que el problema de estos objetos masivos es que su estructura jamás se reformuló.  «Está mal desarrollado. El 80% de los impactos ambientales de cualquier producto se pueden evitar en la fase de diseño de este. Hay que trabajar más para incorporar el “ecodiseño” en la fabricación de productos», indica.

La académica de la U. Central es clara en su llamado: si bien hay envasas y objetos difícilmente reemplazables, utilizar fósforos o mecheros y lápices recargables, es parte de la conciencia ecológica que los chilenos deberían adquirir.

«Tenemos una capacidad formidable de tirar y olvidar. No nos preocupamos porque hay un sustituto muy barato, pero tener fósforos, encendedores recargables o lápices con cartuchos de tinta, son iniciativas que no requieren mucho esfuerzo y parte del desafío de destinar más energía en mantener el medio ambiente», afirma Mussa.

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Los expertos también señalan que las personas debieran comenzar a fijarse en el número y sigla de la clasificación de los plásticos, que viene en los mismos envases. Aquellos que vienen con el número 3 (PVC) o 7 (otros) no se reciclan bajo ninguna circunstancia.

 

 

 

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