Hay pescadores que ya no saben qué hacer. La almeja, importantísima para la economía de miles de familias a lo largo de todo Chile, está escaseando en lugares donde hace 20 años abundaba. Por suerte, un reciente descubrimiento científico hecho por una investigadora chilena, podría ser la clave para el mapeo y conservación de la especie, con algo tan simple como poder diferenciarla sexualmente a simple vista.
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La doctora en acuicultura de la Universidad Austral, Marcela Astorga, se encontraba estudiando la diferenciación genética de la almeja (ameghinomya antiqua) a lo largo de las costas de todo Chile, cuando, por serendipia, halló algo que la literatura científica hasta ahora negaba.
En teoría, es imposible diferenciar sexualmente al molusco a simple vista, por lo que el trabajo en laboratorio y microscopio era el único método para saber si un espécimen era macho o hembra. Sin embargo, trabajo en terreno mediante, la científica chilena constató que no era cierto.
«En el estudio teníamos que sexarlos. En ese proceso encontramos un patrón bastante consistente, una sutil diferenciación de color: la gónada era de un amarillo más claro en la hembra, y de un amarillo más intenso en el caso del macho», explica la científica. El diformismo sexual se repitió en los 456 individuos que estudiaron en Carelmapu y las 430 en Quellón.
Junto con eso, dice Astorga, el hallazgo también permitiría evitar confusiones. «La coloración es invertida a lo que muestra la literatura en moluscos. En general, las hembras son amarillo intenso y los machos son más blancos. Aquí es al revés».
Si bien el nuevo método requiere aún de abrir la almeja, permitirá a futuro un estudio más acabado y rápido sobre sus poblaciones en Chile. Y no es para menos, dado que es el molusco bivalvo es el de mayor extracción en el país y pilar fundamental para la pesca artesanal. Por lo mismo, su sobreexplotación, ha sido uno de los principales motivos para la desaparición de bancos naturales a lo largo del territorio.
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«En los últimos 20 años se ha ido gradualmente reduciendo los volúmenes de extracción, es una evidencia directa. Hay un caso dramático en Ancud, donde los bancos desaparecieron, hubo una extinción local. La primer hipótesis es la sobreexplotación: la presión de los pescadores sobre el recurso hace que los bancos naturales no alcancen a reponerse», dice la académica del Instituto de Acuicultura de la Universidad Austral (UACh).
En lo que sí era parte de su estudio, la doctora Astorga derribó otro mito: esta almeja -venus antiqua- no está en todo Chile, sino que sólo entre Valdivia y Punta Arenas. Lo que se encuentra en las caletas del centro y norte es la taca, especie con un aspecto muy similar en su exterior, y que se consume mayoritariamente en las zonas inmediatas.
Uno de los desafíos para conservar el equilibrio de la población de almejas, es encontrar el punto donde su extracción no supere la capacidad del banco natural para la repoblación adecuada. Además, en las costas chilenas se encuentra una proporción 50/50 entre machos y hembras. Lo ideal, dice Astorga, es la proporción de 3 hembras por cada macho.