En un 200% han aumentado los colegios e institutos premilitares en Chile durante esta década, demostrando el incremento en el interés por una educación que combina lo marcial con la enseñanza tradicional y apunta -aunque no exclusivamente-, a proporcionar a los jóvenes una formación que allane su camino hacia las distintas ramas de las Fuerzas Armadas.
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En todo caso, sólo 8 de cerca de quince establecimientos están autorizados para impartir esa instrucción por el Ministerio de Defensa. Sin validar el fenómeno como una suerte de «boom», el fundador y director de la Escuela Internacional de Líderes Coronel Santiago Bueras, Osvaldo Talamilla, afirma que «las familias que llegan a nuestra institución buscan primero que su hijo estudie y que ello se cumpla en las aulas, que seamos estrictos en las normas como lo son ellos en sus casas, reforzando los valores que les entregan en la crianza».
El objetivo esencial de los jóvenes es estudiar y proyectarse en una escuela de las FFAA o en la educación superior y, en esa medida, el colegio de Maipú orienta la formación al «desarrollo de habilidades y destrezas de los jóvenes, dándole un enfoque tridimensional a su formación académica, deportiva y conductual», según precisa.
En la rutina diaria, los muchachos de 6º básico a 4ª medio del colegio científico-humanista se convierten en cadetes de un sistema educativo que, además de los contenidos clásicos exigidos por el Ministerio de Educación, ofrece una serie de talleres, actividades deportivas, de carácter social y recreativo. “Mientras más temprano se parte en este tipo de educación, más beneficios puedes observar en los jóvenes y su desarrollo personal y escolar. Por eso, en Lideres Bueras partimos desde el sexto básico, que es la etapa de transición de la niñez a la adolescencia, donde se marca el comienzo de una nueva etapa de construcción de la identidad de nuestros niños”, explica.
Deportistas, músicos, líderes
Sobre los propósitos del programa, Osvaldo Talamilla sostiene que «nuestra misión es hacer de cada egresado un joven capaz de rendir la PSU o cumplir el proceso de admisión a las Escuelas de las Fuerzas Armadas en forma exitosa. Pero lo más importante es saber que un egresado será un hombre o mujer preparado para enfrentar la vida y ser un real aporte a su familia y a la sociedad».
Entre las actividades extraprogramáticas figuran talleres de debate o liderazgo, otros de idiomas como inglés y alemán, de diversas disciplinas deportivas y otro que motiva la fibra artística de los chicos: la banda instrumental del colegio (foto).
Sin dar margen a los cuestionamienos naturales que genera este tipo de formación no convencional, sobre todo en una época de convulsión estudiantil simbolizada por la crisis del Instituto Nacional, el sostenedor de la Escuela Santiago Bueras prefiere poner el acento en que «nada es mejor que la disciplina, el orden, el respeto, el esfuerzo y la exigencia, para triunfar en la vida. Y mostrarles esos valores a los jóvenes desde temprano los hace estar más preparados para lograr el éxito y superar el fracaso”.
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