Los organizadores de la última manifestación, en Hong Kong en contra de las políticas chinas para la isla, estimaron en un millón 700 mil personas a los asistentes, mientras que fuentes independientes hablaron de un millón.
Las personas desafiaron la intensa lluvia y salieron a las calles por undécima semana consecutiva, a pesar de la prohibición policial de reunirse.
La protesta fue bautizada como “los manifestantes pacíficos, pensantes y no violentos se destacan”, y se realizó en medio de llamados a la paz y la unidad después de violentas escenas ocurridas el martes en el aeropuerto de Hong Kong, donde una pequeña multitud de manifestantes atacó a un supuesto policía encubierto.
La molestia ciudadana comenzó por una ley de extradición a China, pero ahora que le norma fue retirada por el Ejecutivo local los manifestantes quieren mayores libertades en todo sentido.
A pesar de que la manifestación no fue autorizada, la presencia policial sólo se centró en los alrededores de la oficinas del gobierno central de China. Por primera vez en mucho tiempo no hubo enfrentamientos violentos ni gases lacrimógenos.
Hong Kong fue colonia británica, y en 1997 volvió a China con un estatus especial, dado el capitalismo que imperaba en la isla de siete millones 400 mil habitantes.
