El martes por la noche hora local (por la mañana hora de Chile) la policía acudió a las dependencias del aeropuerto de Hong Kong para desalojar a un grupo de manifestantes que protestaban pacíficamente en las dependencias, ocasionando por segundo día consecutivo la cancelación de vuelos.
Tras unos minutos en el lugar, la policía abandonó las instalaciones. Las autoridades subieron a varias personas a una camioneta de la policía que estaba en la entrada del pasillo de llegadas del aeropuerto.
Las autoridades, acusadas de uso desmedido de la fuerza para contener las manifestaciones, usó gas pimienta para desalojar la terminal aérea.
Los agentes dijeron que trataron de ayudar a los socorristas a llegar hasta el sitio donde estaba un hombre lesionado a quien los manifestantes habían detenido bajo sospecha de que era un agente encubierto.
Los manifestantes también detuvieron a un segundo hombre por la misma sospecha. Luego de vaciar sus pertenencias, encontraron una camiseta azul que había sido usada por los partidarios de Beijing, y dijeron que era la prueba de que se trataba de un espía.
Los manifestantes han maniatado a un carrito a un supuesto policía de incógnito en el aeropuerto y lo mantienen como rehén.#HongKong #HongKongAirport pic.twitter.com/xbgohzB58y
— Descifrando la Guerra (@descifraguerra) August 13, 2019
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Tras un breve respiro a primera hora del martes durante el que pudieron despegar y aterrizar varios aviones, la autoridad aeroportuaria anunció que el servicio de facturación quedaba suspendido a las 16:30 horas. Otros vuelos que habían completado el proceso saldrían con normalidad.
No se esperaban problemas en las llegadas, aunque docenas de vuelos con destino Hong Kong ya habían sido cancelados, agregó la autoridad, que aconsejó a la población que no acuda al aeródromo, uno de los centros de conexiones más transitados del mundo.
El lunes se cancelaron más de 200 vuelos y el aeropuerto estuvo cerrado de facto, sin vuelos entrantes ni salientes. Los pasajeros afectados se vieron obligados a buscar alojamiento en la ciudad mientras las compañías tenían problemas para buscar otras formas de llevarlos a destino.
Las protestas en el aeropuerto y la suspensión de vuelos suponen una escalada en las protestas que comenzaron en junio por lo que muchos residentes de Hong Kong ven como una creciente erosión de las libertades que prometidas en 1997, cuando la China continental, gobernada por el Partido Comunista, asumió el control de la ex colonia británica.
Violencia
El gobierno central de Beijing presentó al movimiento de protesta como próximo al “terrorismo” y dijo que supuso una “amenaza existencial” a para los ciudadanos locales.
Mientras, la policía paramilitar se congregó en la ciudad de Shenzhen, al otro lado de la frontera, para realizar maniobras en lo que algunos vieron como una amenaza de aumentar el uso de la fuerza contra los manifestantes, en su mayoría jóvenes, que en las últimas 10 semanas han llegado a ser miles.
“Nuestra inteligencia nos ha informado de que el Gobierno chino está trasladando tropas a la frontera con Hong Kong. ¡Todos deben estar tranquilos y seguros!”, revelo el presidente de EEUU, Donald Trump, a través de su cuenta de Twitter.
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La jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, dijo que la inestabilidad, el caos y la violencia han dejado a la ciudad en un «punto de no retorno».
Durante la noche del lunes no se registraron actos violentos, aunque la ciudad está en tensión luego de confrontaciones casi diarias, y cada vez más sangrientas, entre manifestantes y policías.
En los últimos días, los manifestantes han centrado sus demandas en una investigación independiente sobre lo que consideran abuso de poder y negligencia por parte de la policía. Esto sigue a los reportes y los videos que circulan con supuestas detenciones violentas y lesiones a los disconformes.
La Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, condenó la represión contra los manifestantes y pidió una investigación imparcial.