Hace poco abrió en Santiago la primera «rage room» o «sala de ira». ¿De qué se trata? Es un espacio donde, protegido completamente, puedes romper cosas a gusto, en un ambiente muy particular. Marco Vázquez, director de 60 No More, explicó que partieron «en 2017 con salas de escape, pero luego buscando nuevas atracciones decidimos traer el ‘rage room'».
El joven emprendedor del entretenimiento explica que se basaron en otras salas de este tipo que existen en Estados Unidos. La experiencia comienza leyendo un documento donde se alerta a los usuarios sobre los peligros y precauciones. Se debe firmar un consentimiento y es un espacio para mayores de 18 años.
¿Quienes van?
¿Perfil de los usuarios? Según el director de 60 No More «en su mayoría han sido mujeres».
«Vemos que las mujeres hoy son más osadas y se están atreviendo a probar estas experiencias que antes tenían un público mayormente masculino, y eso nos tiene super contentos», añade.
Luego de firmar el consentimiento el jugador debe equiparse con elementos de seguridad para los ojos y los pies. También se entrega un overol, guantes y más. Dispondrás de varias herramientas para destruir. ¿Qué puedes romper? Botellas, frascos y un electrónico a elección. Nosotros elegimos una cafetera, pero habían planchas, microondas y más.
Un modelo de Estados Unidos
En la experiencia nos explicaron que todos los restos son separados por vidrios, plásticos y otros, para luego ser reciclados. «Es genial pensar que a un elemento que se iba a botar a la basura, nosotros le damos una segunda oportunidad y después lo reciclamos», añade Vázquez.
Las «salas de ira» fueron bautizadas así en Estados Unidos porque hay estudios que señalan que el ejercicio de romper cosas ayuda a botar esa emoción. Pero desde 60 No More aclaran que ellos no hacen terapia y que esto llegó a Chile como una alternativa diferente de entretención.
La experiencia dura 15 minutos. Pero entre equiparse y el papeleo, puede llegar a un total de 45 minutos. Precio: 15.000 una persona y 25.000 dos personas. Puedes elegir entre música de ascensor o heavy metal para escuchar mientras estas en la sala.
¿Qué tal fue la experiencia?
En Publimetro probamos esta nueva atracción. Los primeros minutos uno no logra hacer mayor daño al electrodoméstico, pero una vez que se encuentra «el ángulo» para golpear, se va destruyendo más. Con un «diablito», un martillo y «curiosamente» un pollo de plástico, rompimos botellas, frascos y una cafetera.
¿La sensación al concluir los 15 minutos de destrucción? Relajo total. Casi como ir al spa.
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