La diabetes es una enfermedad tan arraigada en Chile que se estima que el 12,3% de la población la padece. Según cifras del Minsal, son al menos 1,8 millones de personas en el territorio afectados, de los cuales, al menos un cuarto de ellos podría sufrir alguna vez en su vida del temido «pie diabético».
Esa es la problemática es la que un equipo de innovadores sureños busca combatir, atacando acaso al perjuicio más visible de la lenta y larga enfermedad: las amputaciones. El proyecto, que bautizaron como Footshot, es algo así como una alfombrilla -o bajada de cama- inteligente. Su fin es ser una especie de escáner térmico del pie para favorecer la detección temprana.
Alejandro Carrasco (28), ingeniero penquista y co fundador del invento junto a Fabián Quiroz, cuenta a Publimetro que el proyecto lo vienen amasando hace dos años. «La lógica es ocupar la termografía, ver la temperatura del pie y a través del análisis de distintos patrones, identificar los problemas que desencadenan el pie diabético, que son problemas vasculares, nerviosos o mixtos», afirma.
A la fecha, ya crearon dos dispositivos. Uno es la alfombrilla -Footshot Home-, que pretende ser un mecanismo compacto para los pacientes, y el otro es una cámara más sofisticada -Footshot Clinical-, artefacto que los ingenieros sueñan con que se extienda a todos los consultorios del país. Los inventores acaban de participar en una actividad de emprendimientos del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS), organizada en la Facultad de Medicina de la U. Chile.
Apoyados también por Corfo, en dos semanas más probarán su invento por al menos cuatro meses con los pacientes del Cesfam Paulina Avendaño de Talcahuano. «Esperamos extender esa validación clínica todo lo posible para recabar la mayor cantidad de datos. Allí también vamos a refinar el algoritmo que hará la detección automática del riesgo de padecer pie diabético y hacer el primer pilotaje del dispositivo», explica Carrasco.
Lo que hace especial a la alfombrilla son sus 144 puntos de análisis, que se encargan de mapear las zonas de calor donde la planta del pie pueda presentar alteraciones. Para eso basta que la persona se pare durante 30 segundos sobre ella. En caso de ser así, el mecanismo dispara una alerta, por lo que el paso siguiente para el enfermo es ir al consultorio y hacerse el chequeo en la cámara, realizando un escáner de fotografías gracias a 20 mil sensores, capaces de identificar el problema específico.
Según proyecciones en Chile, se estima que 1 de cada 200 diabéticos terminan amputados, siendo entre 3.500 y 4 mil las amputaciones que se realizan al año. «Muchos estudios demuestran que el 80% de las amputaciones se podrían haber evitado con detección temprana, por eso estimamos que el potencial de nuestro proyecto es evitar cerca de 2 mil amputaciones al año. Es nuestro sueño en este trabajo de largo aliento», confiesa el ingeniero.
El talón de Aquiles de la detección temprana es que la revisión aplica parámetros subjetivos. Es decir, preguntarle al paciente si siente o no presión en ciertas zonas de los pies. «Los métodos no son concluyentes, aparte que un diagnóstico más acabado depende de una interconsulta a un especialista que implica dinero y tiempo que mucha gente no tiene. Lo que nosotros queremos es que cada Cesfam cuente con una máquina que entregue un diagnóstico certero desde la primera instancia», dicen los penquistas.