Cerca de 4 metros de profundidad alcanzó el cráter ocasionado por la explosión de una bomba de la segunda guerra mundial en Alemania. Según la información entregada por la policía local, un detonador químico de larga duración ocasionó el estallido del artefacto explosivo de 250 kilogramos de peso.
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La explosión no tuvo como consecuencia ningún herido, lo que fue favorecido, al encontrarse el artefacto en una plantación de maíz cercana a la ciudad de Limburgo, en el estado federado de Hesse, al centro-oeste del país.
Hechos como este, no son para extrañarse en Alemania, pues existen diversas zonas en donde se encuentran bombas abandonadas. En algunos ocasiones se pueden encontrar en excavaciones en ciudades, por lo que se debe evacuar la zona para removerlas cuidadosamente y detonarlas.
De igual forma pueden explotar solas, tal como ocurrió en esta plantación de maíz, lo que según autoridades sucede por lo menos una vez al año. Cabe mencionar, que Alemania es el país que desactiva más bombas al año.
Bombas dormidas
También conocidas en Alemania como «bombas de tiempo» o «municiones no detonadas», alcanzan en cantidad cerca de 7 mil, solo entre Hamburgo y Berlín. Hasta ahora, no existe un registro nacional de la cantidad de bombas que se retiran cada año en el país, ya que esta acción se realiza por provincias, pero se estima que existen unas 100 mil en el subsuelo nacional.
A esta cifra, se suma que cada año se desactivan unas 5.500 bombas. En algunas zonas, como por ejemplo: Renania del norte-Westfalia, se desactivan unas cuatro bombas diarias. Esto teniendo en cuenta que allí se encontraba el centro industrial en la época del Reich.
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La situación ha alcanzado tal envergadura, que existe un equipo organizado en diferentes países, llamado Kampfmittelräumdienst (KRD) o servicio civil de desactivación de municiones y bombas que se encarga de estos artefactos desde la primera guerra, cuando aumentó el uso de este tipo de bombas, con el utilización de aviones de bombardeo.
Además, Alemania desde 1989 utiliza fotografías aéreas hechas por pilotos británicos, antes, durante y después de los bombardeos, con la finalidad de detectar estos artefactos. En dichas imágenes se puede apreciar paisajes que realmente parecen un plano acribillado, que ahora esconde el subsuelo alemán.