A través de un mensaje de Twitter los alcaldes de Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura, celebraban la reunión que mantuvieron con el ministro de Obras Públicas, Juan Andrés Fontaine. “Menos tacos más tiempo en familia”, rezaba el slogan de la junta en el que se tocó un tema en específico: la concesión y construcción de una nueva autopista urbana en Avenida Las Condes, específicamente entre Estoril y Camino a Farellones.
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El proyecto pretende disminuir los tiempos de viajes con la construcción de 10 pistas. Según lo adelantado por los alcaldes, cuatro carriles serían túnel y seis en la superficie, dos de estas últimas destinadas al transporte público.
Las buenas intenciones ha generado opiniones divididas entre especialistas en materia de transporte y urbanismo. La construcción de una nueva autopista urbana enfrenta a defensores de los automóviles en la intermodalidad y a detractores, quienes sostienen que en todas las grandes ciudades del mundo se avanza en el sentido contrario a las autopistas urbanas.
Inclusive en ciudades como Bilbao, Seúl, Portland o Seattle, se han demolido este tipo de construcciones para abrir espacio para peatones y ciclistas.
Para la exministra de Transportes y directora de la carrera de Derecho de la Universidad Central, Paola Tapia, este tipo de anuncios no siguen la línea de los compromisos por la movilidad sustentable. “Las ciudades del futuro son integradas e inteligentes, no pueden construirse en base a la segregación y esto supone poner como eje central al peatón, el uso de la bicicleta y el transporte público”, señala Tapia, quien agrega que iniciativas como estas están en “abierta contradicción” con los principios de movilidad sustentable.
La defensa a las autopistas urbanas
Sin embargo, hay quienes defienden la construcción y ampliación de autopistas urbanas en la capital. Franco Basso, director del Centro de Innovación en Transporte y Logística de la Universidad Diego Portales, sostiene que el uso del automóvil debe seguir siendo considerado como un elemento dentro del transporte integrado que requieren las grandes ciudades.
“La idea de potenciar la autopista me parece una buena idea ya que son zonas que están consolidadas en términos de personas que viven allí, el riesgo de las autopistas urbanas aparece cuando hay una posible expansión a nuevos polos de desarrollo. En esta zona ya se utiliza el auto y con la construcción de estas autopistas se les está dando un mejor estándar”, señala el experto en transporte.
Al proyecto se le suma la posibilidad de extender la futura Línea 7 del metro hasta avenida la Dehesa, en el sector de Puente Nuevo. “Tenemos que entregar opciones e ir aumentando la infraestructura vial en esos puntos donde se generan ciertos colapsos, no podemos dejar de invertir en infraestructura vial», cierra Basso.
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Más autopistas más tacos
Para Ricardo Hurtubia, académico de la Escuela de Arquitectura y del Departamento de Ingeniería en Transporte de la UC, la construcción de estos carriles no soluciona el problema del atochamiento ya que, como se puede apreciar en otras autopistas urbanas, tarde o temprano se verá saturada por automóviles.
“Es contradictorio querer invertir en metro y al mismo tiempo incentivar el uso del auto. Si tu haces metro hacia ese sector, se va a generar un mayor desarrollo inmobiliario y comercio lo que va a significar más gente viajando. Lo que yo esperaría es que la gente que vive en Lo Barnechea tome el metro para ir a otros lugares de Santiago y no utilizan el automóvil”», señala el académico.
El debate está sobre la mesa y en tiempos dónde la contaminación atmosférica mata a 7 millones de persona al año según la OMS la pregunta cae de cajón: ¿Cuál es la ciudad que queremos construir?