Los primeros resultados de las elecciones generales en España mostraron el domingo que, con más del 50% de las boletas contadas, el gobernante Partido Socialista sería la fuerza más votada en el Parlamento, aunque lejos de una mayoría absoluta. La irrupción de la formación de extrema derecha Vox en la cámara baja como la quinta opción redefinió el reparto de escaños en la derecha.
El PSOE sacaría 126 escaños, muy lejos del segundo sitio, el conservador Partido Popular, que pasaría a apenas 66 representantes desde los 137 de la última legislatura. El partido de centroderecha Ciudadanos lograría 53 bancas, por delante del partido antiausteridad Unidas Podemos, que sumó 33 y se mostró abierto a formar una coalición con los socialistas.
Vox, que hasta hace unos meses era una formación residual en el panorama político español, entraría con fuerza en la cámara baja, con alrededor de 23 escaños.
Si los resultados se mantienen, el jefe de gobierno Pedro Sánchez necesitaría forjar una coalición o pactos puntuales con formaciones más pequeñas para poder gobernar.
Los españoles acudieron a votar en masa en una soleada y calurosa jornada en la que la participación rondó el 75% del electorado, según el Ministerio del Interior, frente al 66,48% de las últimas elecciones generales en junio de 2016.
La fragmentación del paisaje político es el resultado de las medidas de austeridad que siguieron a la recesión económica, el desencanto con el bipartidismo tradicional y el reciente auge del populismo de ultraderecha.
Sánchez convocó a las elecciones tras ver rechazado su presupuesto en el Congreso de los Diputados ante la oposición conservadora de centro-derecha y los separatistas catalanes, que reclaman la independencia de la región nororiental.
En el fragmentado bando conservador, tres partidos luchaban por el liderazgo: el antes dominante Partido Popular, el grupo de centro-derecha Ciudadanos y el joven partido nacional-populista Vox, que según los sondeos podría entrar en el Congreso con la décima parte de los escaños. Su ingreso podría marcar un gran cambio en España, donde la ultraderecha no ha jugado un papel significativo desde la transición del país a la democracia tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.
En disputa están los 208 escaños del Senado y los 350 parlamentarios del Congreso de los Diputados, que después elegirán a un presidente.
Por primera vez desde la transición democrática de la década de 1970, más de 100.000 personas con minusvalías psíquicas pudieron votar en unas elecciones generales.