Economía

Desindustrialización: el oscuro panorama que enfrenta el mercado en Chile

Los expertos tienen una crítica mirada frente a este panorama donde la producción nacional es un bien escaso en vías de extinción.

(Sebastian Rodríguez/Sebastian Rodríguez)

Según el informe anual de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, más de mil empresas se declararon en quiebra durante el año pasado.

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Entre ellas estuvieron la emblemáticas la planta de contenedores refrigerados de Maesk, el final de la producción de Pastas Suazo, el doloroso cierre de Iansa, la quiebra de la constructora Cial, la bancarrota de Calzados Albano y la empresa de grifería Nibsa, a las que se sumó este pasado lunes la tradicional fábrica de calzados Guante, que dejó a 283 trabajadores en la calle.

Un panorama oscuro que, pese a todo, tiene varios matices. Para Roberto Fantuzzi, presidente de la Asociación de Exportadores y Manufacturas, Asexma Chile A.G., las causas son claras: “Tenemos problemas de competitividad, pero lo que más nos afecta es el dumping y la competencia desleal contra gigantes manufacturadores como China”.

Fantuzzi se refiere al fenómeno identificado como la venta de una mercancía importada a un precio inferior a su costo de producción o a su precio de venta en el país de origen en condiciones normales, lo que causa o amenaza causar un daño importante a la rama de producción en el país de importación.

“Se nos está cerrando la despensa porque en Chile ya casi no se manofactura nada, además que con proyectos de Ley aberrantes como el presentado por el Gobierno en materia de capacitación, no llegamos a ningún lado. Hoy la revolución es del conocimiento, pero no podemos reinventarnos con estas condiciones en que tenemos un poco más del 60% de productos de valor primario… Luego nos defendemos con el cobre, ¿y después? ¡Hasta ahí nomás llegamos! Otra cosa es que tenemos más de 60 universidades con un millón y tanto de egresados por año. Pero ¿qué frente se crea para recibir a esta fuerza laboral? Ninguno en mi opinión, y la mayoría van derechitos a manejar Uber”.

Acelerar la respuesta

Hugo Lavados, economista, investigador, consultor y director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor, no considera que estemos en crisis, sino más bien se trata de un desafío para reinventarse, aunque reconoce que los chilenos tenemos predilección por la euforia catastrófica y vemos tinieblas donde apenas hay sombras.

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“Lo que está pasando es un conjunto de factores. Primero, somos un país que está completamente abierto al mercado internacional, y si los costos de adquirir productos en el extranjero son más baratos que producirlos localmente, lo más probable es que a la larga se termine la producción nacional, un tema muy visible en la crisis de los ’80, con cierres de fábricas como Bata y Jarman, por citar el mercado del calzado; segundo, hay un problema de productividad, porque los costos en un país como Chile son más altos en la medida que se produzca menos por cada trabajador. Y esto tiene que ver con la tecnología, con maquinarias, pero sobretodo con capacitación, y ahí estamos muy atrasados. Por último, ya estamos viendo que en servicios hay un cambio en la forma de proveerlo, entendiendo por esto el mundo de las aplicaciones digitales”, explica el académico.

Mucho se habla de un potencial crisis económica para 2020, y todo apunta a ver este año como un «punto de inflexión» para la economía global. ¿Chile está preparado?
Las proyecciones que salieron para Alemania y Francia no apuntan a crisis, más bien a bajas en el crecimiento, aunque recientemente se dio a conocer el cierre de, literalmente, miles de negocios en Estados Unidos, y eso también está pasando en Chile. Esto ocurre porque en el comercio ya se siente el impacto de las plataformas de entrega a domicilio, de Uber y de todo lo relacionado con las tecnologías de la información. No se trata de una competencia desleal, sino que de la forma en que el mercado funcionan ahora. Y la producción local chilena se está quedando atrás. De hecho, la manufactura que va a permanecer es la que responda a ciertos nichos de mercado específico, como la moda.

Entonces, ¿cuál es el camino para que Pymes, emprendedores y consolidados sigan en el ánimo de mantenerse produciendo?
Creo que hoy día nuestra otra gran dificultad es que las respuestas no son lo suficientemente rápidas para todo el tema de la aprobación de los proyectos, porque para que el 2020 en Chile logremos superar esta desindustralización y bajo crecimiento que estamos viendo en el mundo, se requiere que comiencen obras y producciones el mismo 2020, y si hay proyectos en carpeta, que se les de la autorización para ejecutarse ahora y no en cuatro años más.

Apuntalar el crecimiento

En tanto el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril F.G. (Sofofa), Bernardo Larraín Matte, señaló en entrevista con Emol TV, que perfeccionar la franquicia tributaria estableciendo la obligación de un copago mínimo para las empresas respecto de las capacitaciones “finalmente va a incentivar a que las empresas hagan su parte. Es decir, definir cuáles son los requerimientos de su trabajo futuro, así se va a involucrar más, se va a incentivar más”.

Respecto del cierre de empresas, Larraín Matte considera que “en la economía moderna, que es dinámica, que exige mayores niveles de productividad, lamentablemente ocurre que empresas dejan de ser competitivas y cierran. Pero el desafío es abordar la reconversión de sus trabajadores y la recolocación en el mundo del trabajo, pero también procurar que así como hay empresas que por razones exógenas, estructurales y por distintas razones tienen que cerrar sus operaciones, hay muchas otras empresas que se crean y otras pequeñas que crecen. Nuestro centro, como Sofofa, es la empresa que quiere crecer, y la grande, que quiere expandirse internacionalmente. La lógica es centrarnos en incentivar el crecimiento de las empresas”.

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